Por María Angélica Aparicio P. Recuerdo que el puente colgante se tambaleaba. No era un movimiento brusco, pero se movía muy fuerte. Daba la sensación de que cualquiera podía caerse y llegar a ese río angosto, de agua cristalina, con caudal suficiente para recibirnos como un colchón. No era fácil atravesarlo. Cada pisada nuestra hacía … Sigue leyendo Puentes: Una historia
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