Despertarse repetidamente mientras dormimos es una de las quejas más frecuentes en consulta, pero su origen a menudo se encuentra lejos de la cama.
El insomnio nocturno, especialmente cuando se caracteriza por múltiples despertares, es un fenómeno cada vez más común en adultos jóvenes y mayores. Aunque muchas personas lo interpretan como un fallo estrictamente nocturno, un problema del cuerpo al dormir o de la calidad del colchón, los especialistas en sueño llevan años recordando que el origen suele estar ligado a la rutina diurna. La psicóloga española Nuria Roure, especializada en trastornos del sueño, ha retomado esta idea en uno de sus vídeos en redes sociales, en el que subraya que la clave no está solo en lo que ocurre durante la noche, sino en cómo se estructura la vida durante el día.
En su publicación, la doctorada y psicóloga es directa al señalar el punto de partida: “Cuando una persona se despierta durante la noche todos los días, lo primero que hago no es mirar esa noche. Lo primero que hago es revisar cómo vive su día, porque aquí es donde tu sistema se desajusta”. La afirmación enlaza con lo que diversas investigaciones han documentado en los últimos años: los despertares nocturnos están muy condicionados por el nivel de activación fisiológica y cognitiva que acumulamos antes de ir a dormir.
La mente acelerada, un enemigo recurrente
Uno de los factores que Roure menciona con más insistencia es el exceso de actividad mental. En sus propias palabras: “Demasiada actividad mental. Si estás acelerando tu mente todo el día, te costará desconectarla durante la noche”. Esta afirmación coincide con las conclusiones de otros organismos internacionales, que describen la hiperactivación cognitiva como uno de los predictores más claros del insomnio de mantenimiento.
Las personas sometidas a multitarea constante, preocupaciones laborales intensas o sobreestimulación digital suelen presentar una mayor dificultad para entrar y permanecer en el sueño profundo. El cerebro permanece en “modo alerta” incluso cuando el cuerpo ya está sobre la almohada.
Cuando la luz altera el reloj interno
La psicóloga también presta especial atención a la luz artificial, especialmente la luz azul que emiten dispositivos electrónicos. Su advertencia es clara: “Evita luz azul las últimas horas del día, porque si no tu mente no puede apagarse”.
Las fuentes científicas respaldan este consejo. Se ha demostrado que la exposición tardía a pantallas reduce la producción de melatonina y, con ello, dificulta tanto la conciliación del sueño como su continuidad. Aunque muchas personas creen que el problema se limita al tiempo previo a la cama, la alteración del ritmo circadiano puede incrementar los microdespertares durante toda la noche.
Otro de los puntos que la psicóloga destaca se relaciona con las actividades que realizamos al final de la tarde. “Evita las últimas horas de la tarde hacer tareas que te activen mentalmente”, señala. Esto incluye trabajo intelectual, planificación exigente, revisiones de problemas o incluso conversaciones emocionalmente intensas.
A esto se suma otro componente menos evidente: la carga emocional de decisiones no tomadas. Roure lo expresa así: “Muchas veces nuestros problemas son debidos a que tenemos tareas que no hemos tomado buenas decisiones”. Según diversos estudios publicados en Sleep Health Journal, los temas inconclusos elevan el nivel de estrés anticipatorio, lo que mantiene la mente en funcionamiento durante la noche.
Relaciones y entorno emocional
La psicóloga también menciona un aspecto que los especialistas en sueño han estudiado en los últimos años: el impacto del entorno afectivo. “Tener relaciones tóxicas no ayuda a desconectar tu mente a la hora de ir a la cama”.
La literatura científica avala la relación entre conflictos interpersonales, cortisol elevado y despertares nocturnos. Un estudio de la Universidad de California, Berkeley reveló que la falta de estabilidad emocional en el entorno cercano es un factor que incrementa la fragmentación del sueño y disminuye su calidad restaurativa.
Roure concluye su mensaje con una invitación a la autoobservación: “Así si te estás despertando mucho durante la noche, revisa cómo puede estar afectando esto a tu día”. La idea es coherente con la práctica clínica de los especialistas en sueño: analizar el estilo de vida, los hábitos, el estrés acumulado y las dinámicas de relación para comprender por qué la noche pierde continuidad.
Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com
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