Por Gabriel Ortiz
Desesperante es la tibieza del presidente Petro y su gobierno, cuando se trata de enfrentar hechos, situaciones, decisiones o acciones que hagan referencia a su vida privada, pública u ocasional, cosa que contrasta con sus reacciones y pérdida de control si tocan sus actuaciones y decisiones.
Este país, al igual que lo hicieron importantes, medianas y pequeñas comunidades del mundo, -con excepción de excepción de grupúsculos venezolanos y efusivas minorías izquierdistas- rechazaron la forma como la dictadura venezolana siguió alterando las libertades, la democracia y las leyes que fueron implantando desde cuando llegó el Chavismo.
La camarilla, comandada por Maduro, “Diosdado Cabello” y un vendido ejército se fue con toda, robó las elecciones y montó un régimen de terror para seguir con el mando absoluto en Venezuela. Entre tanto el “tibio” Petro y su canciller, aceptaron el robo electoral y todas las fechorías, más se abstuvieron de asistir a la usurpación del gobierno, pero se hicieron representar en el juramento carente de legalidad.
El gobernante de Colombia, tibio, suave y azulado se envalentona, insulta, enjuicia, acusar y difamar quien o quienes se atrevieron a censurar esa manera de actuar por una dictadura que aniquila las leyes y la democracia para beneficio de los millones de habitantes que aún quedan en el vecino país. Tenue e indiferentemente advirtió los perjuicios que traía para Colombia, el apoyo que le daban a la guerrilla, a la droga y demás daños que fomentan en nuestro territorio.
Petro odia a los buenos que no toleran sus terquedades, alcaldadas y errores. Con insultos, mofas y agravios descalifica al legislativo, cuando se atreve a negarle la aprobación de fanáticos proyectos que solo buscan ampliar sus poderes y caprichos.
Momento a momento, quiere dejar institucionalizada una reforma a la salud a su medida y capricho, que antes funcionaba, pero que a raíz de la llegada del “cambio” y “minJaramillo”, se descarriló. Las colas de pacientes son interminables, cada vez escasean hospitales, centros de salud, personal médico, tratamiento de muchas enfermedades y medicamentos. Los famosos centros de atención fueron contratados por Petro y MinJaramillo, sin que se sepa cómo se hicieron y negociaron. Y si se mira el caso de la UPC, todo se vuelve más crítico, porque ese dinero no alcanza para su funcionamiento. La tibieza de Petro ha impedido alcanzar los niveles reales y necesarios. El acusador Presidente, dice sin justificación que “muchas EPS, están haciendo un robo continuado” y ha pedido una investigación forense sobre el tema. No se refirió a las cifras que indican la reducción de los aportes a la salud en un 50% entre el 23 y el 24. La salud desaparecerá, mientras millones de colombianos, solo tienen una salida: el cementerio.
Así se maneja un gobierno tibio para lo importante, pero duro para el despilfarro y la corrupción.
BLANCO: Los duros golpes y acosos contra la prensa que impulsa Petro, fueron denunciados por el colega Luis Carlos Vélez en Semana. Así parece preparar elecciones a la venezolana.
NEGRO: Increíble que la austeridad que busca este gobierno, no toque los excesivos gastos del avión presidencial, viáticos e inutilidad de tantos viajes.
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