Cuando un perro es diagnosticado con enfermedad cardíaca, es natural pensar de inmediato en que necesitará medicamentos o cirugías. Sin embargo, la nutrición juega un rol clave, ya que un plan nutricional específico formulado para sus necesidades puede ayudar a controlar los síntomas, reducir la carga de trabajo del corazón y, en algunos casos, ralentizar la progresión de la condición.
Según el Dr. Carlos Cifuentes, médico veterinario de Pet Food Institute, “en casos de una afección del corazón, la alimentación se convierte en una herramienta terapéutica indispensable, de hecho, una dieta baja en sodio, con proteína de calidad y los nutrientes esenciales, puede mejorar el pronóstico y la calidad de vida de un paciente cardíaco”.
Por ello, el experto señala seis consejos para cuidar la nutrición de un peludito con una patología cardíaca:
1. Brindar menor contenido de sodio: el exceso de sal puede causar retención de líquidos y aumentar la presión arterial, lo que obliga al corazón a trabajar más. Una dieta baja en sodio ayuda a prevenir complicaciones como el edema pulmonar o la ascitis (acumulación de líquido en el abdomen).
2. Controlar su peso: el sobrepeso ejerce una presión adicional sobre el sistema cardiovascular. Una nutrición terapéutica permite mantener un peso saludable sin afectar la masa muscular.
3. Ofrecer proteínas de alta calidad: en etapas avanzadas de la enfermedad, muchos perros desarrollan caquexia cardíaca, una pérdida severa de músculo y grasa. Una alimentación rica en proteínas fáciles de digerir es clave para preservar los músculos, incluyendo el propio músculo cardíaco.
4. Proporcionar ácidos grasos omega-3: estos nutrientes, especialmente el EPA y el DHA presentes en aceites de pescado, tienen efectos antiinflamatorios y ayudan a mejorar el flujo sanguíneo y la función cardíaca.
5. Suministrar L-carnitina: es un aminoácido esencial para el metabolismo energético del corazón. Su deficiencia puede estar relacionada con afecciones como la cardiomiopatía dilatada, sobre todo en razas predispuestas.
6. Asegurar el consumo de vitaminas del grupo B: tales como la tiamina (B1) y la riboflavina (B2), que apoyan el metabolismo energético. En algunos casos, su suplementación es necesaria si el perro está recibiendo diuréticos, que pueden eliminar estos nutrientes.
Además, cambiar el alimento de un perro con enfermedad cardíaca no es tan simple como reemplazarlo. La transición debe hacerse de forma gradual, mezclando el nuevo con el anterior durante al menos una semana, para evitar malestares gastrointestinales. También es fundamental evitar darle sobras de comida humana, ya que suelen tener alto contenido de sal, lo que podría anular los beneficios de una dieta terapéutica.
Otro aspecto clave es estar atentos al apetito, ya que si tu peludo deja de comer o muestra menos interés por su comida, podría ser un signo de progresión de la patología. En cuanto a los medicamentos, sigue cuidadosamente las indicaciones del veterinario, ya que algunos deben administrarse con el estómago vacío y otros junto con el alimento.
Recuerda que tanto perros como gatos con enfermedad cardíaca necesitan nutrientes específicos para apoyar la función del corazón y energía diaria. Por ello, un alimento comercial completo y balanceado formulado para esta condición asegura que tu peludito reciba todo lo necesario para mantenerse saludable y con mejor calidad de vida.
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