Los católicos debemos valorar y aprender a vivir los ritos y celebraciones de nuestra liturgia. Conocer la historia y el significado de los símbolos que se enmarcan dentro del Miércoles de Ceniza -en este caso la ceniza-, es una buena ayuda para nuestra vida cristiana.
Si uno se adentra en la Biblia, comprende pronto que la “Ceniza” es un signo de penitencia. De hecho, aunque choque a nuestra cultura actual, en los primeros siglos del Cristianismo había una fuerte tradición muy arraigada entre la gente. Se rociaba con la ceniza a los penitentes “públicos” como una señal clara del arrepentimiento de sus faltas.
Esta ceniza -conviene recordarlo y aprenderlo por si se desconoce- proviene de los ramos de olivo bendecidos el Domingo de Ramos el año anterior. Esta costumbre data nada menos que del siglo XII.
Para los penitentes en los primeros siglos, el gesto de la ceniza simbolizaba o expresaba el camino cuaresmal de los que querían recibir la reconciliación al final de los cuarenta días y, en concreto, el Jueves Santo.
Iban vestidos con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza. Era la forma clara de expresar ante el mundo que se consideraban pecadores y tenían deseos de conversión.
En el siglo XI desapareció la institución de los penitentes como grupo. Se vio la necesidad de que todos recibieran la ceniza como signo de que todos necesitaban un giro y un cambio a su vida.
A nivel humano, psicológico y religioso la ceniza indica:
Tomar conciencia de que es un ser débil y necesita de vez en cuando hacer un stop en su vida diaria encaminada se quiera o no se quiera hacia el encuentro con el Señor en la Pascua a través de la muerte.
Y se le recuerda al hombre, sumido en mil negocios, estresado por el trabajo: “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho”.
Todo este proceso está permeado por dolor, el sufrimiento, la alegría y el gozo, el luto y el arrepentimiento.
El hecho de que hoy vayan tantos cristianos a recibir la ceniza en la frente, no es nada nuevo. Todo ser humano siente la necesidad de profundizar en los interrogantes de su existencia y en los motivos de por qué actúa de una u otra forma.
Extractos del texto escrito por Felipe Santos de catholic.net
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