Si jubilado viene de júbilo, por algo será. Para no caer en la inactividad y en el sedentarismo pasados los 65 años (y los 70, y los 80), te damos seis consejos que puedes poner en práctica en este nuevo curso.

Por José Antonio Méndez- Revista Misión

 1. Organiza tu día. Para que la inactividad no mine el ánimo, planea actividades que vertebren la rutina y respeta un sencillo horario. “Con la jubilación quedan un montón de horas libres, y es bueno aprovecharlas con prácticas de envejecimiento activo (ejercicio, ocio, alimentación…) que mantengan nuestra cabeza y nuestro cuerpo en las mejores condiciones posibles”, explica la doctora Sara González, jefe médico del grupo de residencias Amavir.

2. Haz deporte. Hay un ejercicio para cada edad y condición: nadar, pasear, ejercitarse con pelotas de goma, caminar sobre una línea, hacer gimnasia… “La actividad física disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, estreñimiento, osteoporosis, artrosis…; mejora el sueño, disminuye las caídas y aumenta la estabilidad emocional, entre otros beneficios”, señala González.

3. Mens sana… Leer, hacer ejercicios de memoria visual como el Memory o el Tangram, rellenar crucigramas y resolver sopas de letras… previene enfermedades cognitivas y ayuda a “seguir cumpliendo años con mayor calidad de vida”, explica la doctora.

4. ¡Sin miedo a internet! Cada vez más centros de mayores ofrecen cursos para aprender a usar internet, redes sociales y tabletas…  “Acceder a internet para leer el periódico o comunicarnos con familiares es fácil, y lo recomiendo encarecidamente”, apunta la jefe médico de Amavir.

5. Date a los demás. Prestar un servicio en la parroquia, visitar enfermos, llevar la comunión a impedidos o ayudar en una institución benéfica es una entrega a los demás, que refuerza la sensación de saberse útil y “mejora las relaciones sociales, algo imprescindible para evitar el aislamiento o la soledad no deseada”.

6. Amplía tus aficiones. Costura, fotografía, pintura… Recupera o amplía tus aficiones y enséñaselas a los jóvenes. “Es una forma de que los mayores nos transfieran conocimientos olvidados: ¿cuántas mujeres que han sido grandes encajeras de bolillos los tienen aparcados porque no se busca un encuentro entre generaciones?”, concluye González.

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