Por Isabel Molina Estrada / Revista Misión

Diversos estudios han demostrado que hoy las madres pasan el doble de tiempo con sus hijos de lo que lo hacían hace 50 años y que los padres pasan con ellos cuatro veces más. Sin embargo, la interferencia constante del móvil en ese tiempo juntos tira por la borda este logro. El estudio El impacto de las pantallas en la vida familiar, de Empantallados.com, denuncia que “en general, los padres realizan un uso más intensivo de las pantallas que sus hijos, nativos digitales”.

“¿Por qué preferimos estar enganchados al móvil a disfrutar con las personas que tenemos cerca?”, se pregunta para Misión María Zalbidea, una de las expertas consultadas por el estudio de Empantallados «El impacto de las pantallas en la vida familiar. Hogares hiperconectados: el comportamiento de padres e hijos en un entorno multipantalla». Es cierto que los padres no solo usan el móvil para divertirse, también les ayuda en su trabajo o en la gestión del hogar. Sin embargo, “si estás en casa contestando e-mails mientras los niños hacen sus deberes, es importante que ellos sepan que son lo primero para ti y que no compiten por tu atención”, reclama Zalbidea. ¿Y cómo se logra? Esta analista en tendencias digitales y autora del blog Cosiendo la brecha digital da ocho claves.

1. Gobierna tú

“Soy una fiel defensora de las ventajas que nos ha traído la tecnología y creo con firmeza que se puede hacer un uso responsable y saludable de los dispositivos en el día a día. Pero tenemos que ponerlos a nuestro servicio, y no al revés:  Yo gobierno mis dispositivos y les hago el hueco que quiero en mi vida. Si no, estos acaban por gobernarnos a nosotros”, sentencia Zalbidea.  Y añade: “Nuestros hijos tienen que ver que, igual que intentamos comer sano, hacer ejercicio o no abusar del alcohol, hacemos el esfuerzo de controlar nuestro uso del móvil”.

2. Aparca la pantalla

Cada familia puede decidir en qué momentos del día quiere prescindir totalmente de las pantallas. Esos momentos de detox digital son necesarios para “charlar, charlar y charlar. Es decir, para tender puentes entre la propia familia y conocernos bien”, reclama Zalbidea. Además de los tiempos diarios sin interferencias digitales, “cada semana es bueno establecer unos tiempos de calidad para pasar con los hijos. Pregúntales qué les gusta y haz cosas a solas con cada uno de ellos, como montar en bici o en patines, leer con ellos esos libros que quieres que lean, o repasar esos vídeos de inventos en YouTube de los que siempre te habla y que nunca has visto. Y poner día y hora”, recomienda Zalbidea.

3. Centra tu atención 

La incapacidad de centrar la atención en una sola cosa es una condición que se conoce como “atención parcial continua”. Zalbidea explica que “hoy nos cuesta más entrar en profundidad en los temas y concentrarnos en las cosas. Vamos saltando de un lugar a otro, de un chat a otro, de una noticia a otra, y cuando la atención es parcial, lastra nuestras relaciones. Hoy nos cuesta más escuchar a un amigo que habla despacio, a un abuelo que repite las cosas… Nos gustaría hacer un salto de pantalla, pero no podemos. Así que aprende a quedarte ahí, a sonreír, a escuchar y a fomentar la capacidad de la espera”.

4. Saca el trabajo de casa

Hoy la oficina y los compañeros han entrado al hogar y cuesta separar el trabajar de la vida familiar. Zalbidea cuenta que a menudo se encuentra con padres a quienes sus hijos les han llegado a decir: “Papá, es que tú siempre estás hablando por el móvil”. “No nos engañemos –sentencia–, estar colgado a los auriculares del móvil no es estar en casa”. Para que el trabajo no interfiera en la vida familiar, la experta recomienda hacerse una planificación y tener claras las prioridades:  “Salvo que sea una urgencia o un imprevisto, los tiempos de trabajo y de estar en familia deben quedar claros”, señala.

5. Evita interrupciones

“Una vez escuché a Sherry Turkle, profesora del MIT y autora del libro En defensa de la conversación: El poder de la conversación en la era digital (Ático Bolsillo, 2019), decir que estamos educando a una generación que ha crecido sin mantener conversaciones sin interrupción”, explica Zalbidea. Y eso podemos cambiarlo. Diversos estudios han demostrado que la conversación sin interferencias entre padres e hijos es clave para el adecuado desarrollo del lenguaje en los niños y para mejorar su rendimiento escolar.

6. Vive el presente

“No descubro nada nuevo si digo que da pena ver a un padre columpiando a su hijo en el parque y mirando la pantalla del móvil que tiene en la mano. Como sociedad tenemos que cuidar estas cosas”, reclama María Zalbidea. “Si es del todo imprescindible utilizar el móvil durante el tiempo que pasamos con los niños, conviene que les expliquemos la razón: ‘Gabriela, papá está haciendo un pago urgente para comprar una cosa, pero enseguida se centrará de nuevo en ti’”.

7. Baja el ritmo

“La multitarea no nos la ha dado la tecnología; no hay nada más multitask que una madre: puede estar atendiendo a un niño que hace deberes mientras pela las patatas para la tortilla y piensa en la reunión que tendrá con un cliente al día siguiente”, comenta Zalbidea. Sin embargo, esta capacidad encomiable compite con la pérdida de atención, “una de las grandes plagas del siglo XXI”. Para combatirla, Zalbidea propone una revolución del silencio: “Recupera la capacidad de sopesar las cosas, de reencontrarte contigo mismo y de alimentar tu mundo interior. De esa forma, estarás en cada momento en lo que toca”.

8. Muéstrate disponible

“Por último, y sobre todo, tenemos que estar accesibles para nuestros hijos: para que nos cuenten, nos pregunten… Si nos ven con el móvil todo el día, pensarán que estamos ocupados, que no tenemos tiempo para ellos, y nos estaremos perdiendo momentos especialmente buenos para educar, charlar, comprender, empatizar y, en definitiva, quererles como ellos necesitan”.

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