Por Guillermo Romero Salamanca

La noticia se incrustó en los medios nacionales y de inmediato vino la reacción del Ministerio de Salud y de todos los entes encargados de la salubridad de los colombianos: ya se conoce de un cuarto caso de sarampión.

Las fotografías de pequeños llenos de puntos rojos estremecieron al público. ¿Cómo olvidar esa picazón y ese malestar permanente?, preguntan las madres de familia.

“El sarampión –dice la Organización Mundial de la Salud– es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus. Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias de sarampión que llegaban a causar cerca de 2,6 millones de muertes al año.

Según la misma Organización, el sarampión es una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños, a pesar de que hay una vacuna segura y eficaz para prevenirlo.

Cuenta también que en 2016, hubo 89 780 muertes por sarampión en todo el mundo. Se trata de la primera vez en que el número de muertes por sarampión es inferior a los 100 000 por año.

Agrega también que la vacunación contra el sarampión ha reducido la mortalidad mundial por esta causa en un 84% entre 2000 y 2016.

Añade el máximo organismo de la salud en el mundo que “en 2016, aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió a través de los servicios de salud habituales una dosis de vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. En 2000, ese porcentaje fue del 72%. Y estima que entre 2000 y 2016, la vacuna contra el sarampión evitó unos 20,4 millones de muertes, lo que la convierte en una de las mejores inversiones en salud pública”.

El primer signo de esta enfermedad  suele ser la fiebre alta, que empieza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea, tos, ojos llorosos y rojos, y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas.

“En poblaciones con altos niveles de malnutrición, en particular aquellas con deficiencia de vitamina A y que no reciben una atención sanitaria adecuada, el sarampión puede llegar a matar al 3-6% de los casos. Entre las personas desplazadas, la cifra de muertes puede alcanzar el 30%. La infección también puede provocar complicaciones graves en las mujeres embarazadas e incluso ser causa de aborto o parto prematuro. Quienes se recuperan del sarampión se vuelven inmunes de por vida”, sostiene la Organización Mundial de la Salud.

Sarampión

En Colombia la enfermedad se tenía controlada gracias a la vacunación de recién nacidos. Sin embargo, con la migración venezolana, se prendieron las alarmas sanitarias. Juan Guillermo Ortiz, director de la Clínica de la Universidad de La Sabana es claro al manifestar en su blog de El Espectador: “La situación de Medellín, en donde se mantuvo  bajo observación epidemiológica a casi 50 personas, que tuvieron contacto con el niño venezolano afectado por sarampión, no debe ser minimizada. Los desplazamientos en masa también traen problemas de salud pública y la cobertura de vacunas a la población infantil es uno de los puntos álgidos de estos fenómenos, que casi siempre toman a los gobiernos desprevenidos”.

Y sobre el creciente fenómeno migratorio, que Maduro niega plantea interrogantes para los encargados de salud a nivel estatal. “¿Cómo proteger a la población infantil y a familias enteras que buscan otra alternativa de vida en nuestro país? ¿Cómo articular la Ley de fronteras abiertas con políticas públicas de salud que protejan a unos y a otros?”

No sólo es en Colombia. En Argentina se confirmó un caso debido a una pequeña que la contrajo por un viaje al exterior. “El último brote ocurrió en el 2010, cuando hubo 17 casos confirmados, los cuales eran todos importados por pacientes que habían estado en Sudáfrica para el Mundial de Fútbol”, informó El Clarín.

En Rumanía se presentaron hace un año varios casos debido a campañas antivacunación, impulsadas por las asociaciones religiosas y algunos personajes famosos que decían “no a la vacunación”.

La alarma se prende y que el Estado emprenda una gran campaña contra este mal.

 




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