Desde el 31 de octubre miles de personas dedican 10 minutos cada día para hablar con Jesús por WhatsApp.
Cada mañana uno de los mensajes de entrada por WhatsApp que reciben miles de personas desde México hasta Argentina, es de 10 minutos con Jesús, un grupo silencioso al que llega un audio con la conversación de un sacerdote que procura hablar en voz alta con Jesús.
El objetivo de estas meditaciones breves es el de llevar al oyente a conocer personalmente a Jesucristo, a conversar con Él, asimilar su mensaje y ponerlo en práctica en su vida cotidiana. En cada meditación hay un encuentro con Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, que no espera a ser buscado, sino que sale a nuestro encuentro. De ese encuentro se desprende un diáologo amable, cercano. Eso es la oración, hablar con Dios de tú a tú.
¿Cómo nació 10 minutos con Jesús?

En cualquier momento se puede recibir los mensajes.

Una madre de 10 hijos en España pidió al sacerdote del colegio en el que trabaja como profesora, que grabara algunas meditaciones en audio, para enviarlas a sus alumnos e hijos durante la época de vacaciones. Se dio cuenta que aquello se comenzó a viralizar.
Rápidamente se formó un grupo de sacerdotes amigos a los que además de la amistad con Jesús, los unía el deseo y la ilusión de trasmitir a las personas el arte de hablar con Dios. Tuvo tanto éxito que en menos de una semana habían alcanzado más de tres mil personas que escuchaban las meditaciones.
Esta idea no tardó en replicarse en Latinoamérica. La comenzó un sacerdote en Ecuador, y luego se sumaron otros de Colombia, Argentina, Guatemala, México, Chile, Perú y Venezuela, que se pusieron de acuerdo para cada semana grabar una meditación que pudiera llegar a personas con el deseo de conocer, tratar y enamorarse de Jesús. Al día 15 de noviembre se contaba con 33 grupos de WhatsApp con más de 8 mil personas. La inicitativa también se puede seguir a través de diferentes redes sociales como Telegram, Spotify y Spreaker.
En sintonía con el Sínodo de los jóvenes
Los Padres Sinodales reflexionaron sobre la necesidad de dotar a la pastoral juvenil de herramientas digitales, y de un lenguaje adaptado a las nuevas tecnologías de la comunicación, que permita a la Iglesia llegar a las nuevas generaciones consideradas “nativas” digitales.
Las meditaciones están muy centradas en el Evangelio y tiene un lenguaje que se puede traducir a la vida diaria. La vida de Jesús no es una cosa del pasado. En las conversaciones con Él se busca meterse en el evangelio como un personaje más.
Nicolás, un joven de penúltimo curso de colegio, dice que cada día enciende su celular y ya tiene la meditación lista para escuchar. “Casi siempre la escucho mientras voy para el colegio. Es un lenguaje juvenil, veo que cada sacerdote tiene su propio estilo, y que hablan con Jesús de manera espontánea, sin un lenguaje demasiado retórico y clerical. La he compartido con muchos amigos y también les ha gustado”.
¿Cómo puedo recibir la meditación de cada día?
La dinámica de las redes sociales es muy fácil e intuitiva. Esto ha hecho que miles de personas se puedan sumar a 10 minutos con Jesús de manera rápida.
Jennifer, trabaja en la cafetería de un colegio, y cuenta como conoció la iniciativa: “Una amiga me dijo que diario escuchaba una meditación que le ayudaba a rezar. Le pedí que me la enviara, y me dijo que precisamente a ella le llegaba cada día por WhatsApp. Que había entrado a la página web www.10minconjesus.net y presionado el link de “unirme por WhatsApp”. Desde ese día, después de despedir a mi esposo e hijas, escucho la oración mientras arreglo la casa”.

Miles de jóvenes han utilizado este sistema para tener un rato de oración. Foto 10 minutos con Jesús.

Se puede hablar con Jesús en todo lugar. Los que escuchan las meditaciones aseguran que lo hacen mientras se arreglan por las mañanas, mientras preparan el desayuno, mientras conducen o toman el autobus rumbo al trabajo. Una chica joven escribía a su papá: “Mirá papá, me gustó mucho esta iniciativa, porque me ayuda a hacer la meditación diaria mientras voy a la Universidad”.
Además de escuchar las meditaciones, poco a poco, las personas comienzan a experimentar que a lo largo de de la jornada hablan con Jesús. No pasan por alto contarle las cosas buenas o malas del día, darle gracias, o pedirle por alguna intención.
Dice el Papa Francisco: «Hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente». Una sed que solo se sacia en la oración porque, en su raíz, la oración no es una actividad humana sino divina.



 

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