Entrevista a Juan Carlos Giraldo, Director General de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínica

Por Andrea Castañeda-Revista Enfoque

Nunca antes en Colombia la salud había tenido tanto dinero, son 52 billones de pesos, pero esos recursos no se están aplicando bien y por eso “al sistema es necesario hacerle una evolución, cambiar lo que no funciona y mirar el papel de las EPS, pero no para desaparecerlas, sino hacer un verdadero esquema integral y pasar de ese falso aseguramiento a un verdadero modelo de administración, donde la plata se les dé a las entidades después de atender a los pacientes”.

Así lo considera Juan Carlos Giraldo, Director General de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, (ACHC), quien plantea que en la reforma que el gobierno debería emprender tendría que contemplarse que se entregue una buena remuneración por los servicios prestados, pero no antes, pues esto se ha prestado para manejos inadecuados de los recursos.

Para ello, dice Giraldo “esa plata deberíamos tenerla en una caja central. Ya existe el sistema ADRES que es una caja, pero eso hay que perfeccionarlo. Tener un asegurador central que se le deleguen funciones de coordinación, pero no como un Seguro Social, para evitar esa mala experiencia”.

En esencia, la reforma contempla, según el directivo gremial, que “el motor es el dinero y este se debe entregar después de prestar el servicio, como funciona en países de Europa occidental”.

Aseguró que no hay que destruir el establecimiento, lo importante es que “menos manos toquen la plata y sería con giros directos que se gestionarían los recursos. Esa caja central coordina los pagos y gestiona”, dice.

El director de ACHC asegura que en “Colombia tenemos cosas buenas en la salud y eso se ve en algunas encuestas internacionales, pero hay que evolucionar el sistema. Si no hay un cambio seguirá el desplome y ahí será más difícil levantarlo”, advierte. 

Giraldo reconoce que desde el gremio se han hecho críticas al funcionamiento del sistema “pero siempre hemos propuesto alternativas para su mejor funcionamiento”. “Lo que el presidente Duque ha hecho es bueno con la ley de punto final y con los dos o tres ajustes y eso lo hemos agradecido, pero se está comprando tiempo y en unos dos años los problemas vuelven con el tema de las deudas y se tendrán que salir a buscar 10 o 20 billones de pesos y en cambio se necesita una reforma más profunda”.

ACHC cuenta con 300 afiliados y ellos tienen una cartera que ya va en 11,2 billones de pesos, más de una y media reforma tributaria.

Es enfático en que a esas soluciones temporales hay que ponerle freno y en ese sentido “no hay que tenerle miedo a la liquidación de algunas entidades. Hay que temerle a que pase el tiempo y no se tomen decisiones”, asegura.

Reconoce que las IPS “hacen mucha gimnasia financiera buscando recursos para cosas buenas en procesos, tecnología, pero también la plata también está en los litigios y por eso hay que hacer reingeniería de procesos”.

Giraldo hizo una reflexión de fondo de lo que está sucediendo en el sistema de salud y es que algunas empresas “que reciben los recursos de las UPC se perdieron en el camino pensando que esa plata de los afiliados son ingresos, mientras que esa plata es como una concesión y el gobierno debería ponerle cuidado a eso pues esa plata es pública. Es un dinero en concesión a las entidades, no un ingreso”.

26 EPS EN CRISIS

En el país hay 43 EPS y Giraldo dice que todo estaría bien si dos o tres que están mal se les obliga a hacer ajustes ajustan o se liquidan, “pero lo grave es que 26 tienen medidas de diversa índole como vigilancia especial o intervención para liquidar y esto es más del 60 por ciento del sistema y por eso las liquidaciones de los últimos meses son preocupantes”, asegura.

Y detrás de esas frías cifras, dice Giraldo, está la gente que sufre con las liquidaciones, los traslados y en general la regular o mala atención en la mayoría de entidades.

En la propuesta de reforma estructural del sistema de salud, el director de la ACHC considera que todo esto “debería estar enmarcado en una ley de insolvencia o un estatuto de quiebras del sector de la salud, con un fondo de garantías -como el Fogafin y el Fogacoop-, como los que se crearon para las entidades financieras y cooperativas en la crisis de 1999”. En esa coyuntura, recordó, se hizo una intervención en varias entidades, unas salieron del mercado, pero al final el sector salió fortalecido. “Hasta se crearon algunos tributos para esos sectores”.

Giraldo recordó que la ACHC cuenta con 300 afiliados y ellos tienen una cartera que ya va en 11,2 billones de pesos, más de una y media reforma tributaria.

Y además Giraldo dijo que el motivo por el que el sector no colapsa es porque “los prestadores estamos abiertos, los servicios de urgencia funcionan, pero tenemos dificultades pues debemos acudir al crédito”.

“Hemos dicho que en los servicios de urgencia hay gran demanda pues un porcentaje importante de pacientes que van por allá pues no tienen las puertas abiertas en las entidades”, señala Giraldo.

Recordó que el desorden en la administración de las entidades, la mala atención, las demoras e incluso la lejanía de las IPS, entre otros aspectos, generan un malestar entre los pacientes.

También señala aspectos que podrían mejorar la situación como el que las entidades hagan una medicina preventiva para que los clientes tengan menos necesidad de acudir al médico, pero esto en Colombia no se hace.

En su experiencia en el sector, Giraldo comenta que hay EPS que trabajan muy bien, pero es también porque “manejan unas poblaciones de afiliados moderadas, además de contar con modelos de administración maduros (especialmente Sura, Compensar y Aliansalud) con buenos protocolos de gestión, auditoría y relacionamiento con el sector prestador y que son juiciosos con el pago de las deudas”.

DESIGUALDAD EN EL SISTEMA

Indicó que a nivel de cifras en Colombia muestra una cobertura de salud del 98 por ciento, pero hay desigualdad en el sistema. Lo mismo sucede con las cifras “cuando se miran regiones, grupos o se segrega por ingresos. Zonas de Bogotá, Medellín y Cali tienen unas coberturas como cualquier país desarrollado, pero en otras zonas del país los índices son similares a algunos países del África Subsahariana”, dice Giraldo.

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