Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en la mayoría de los países de las Américas, siendo responsables del 30% de las muertes en la región. A finales de febrero de 2023, Colombia registró más de 5 millones de casos diagnosticados de hipertensión arterial, según datos recopilados por la Cuenta de Alto Costo (CAC). De esta cifra, el 60,86% fueron mujeres. A partir de estos datos, el Hospital Infantil Universitario de San José y la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS), señalan la necesidad de concientizar y promover estrategias para prevenir, diagnosticar y controlar la hipertensión arterial.

La hipertensión arterial es una afección silenciosa y generalmente no presenta síntomas particulares en las personas. De acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social en 2020, aproximadamente 4 de cada 10 adultos en Colombia sufren de hipertensión arterial, pero el 60% de estos no lo saben aún.

Sin embargo, hay quienes pueden desarrollar manifestaciones como dolor de cabeza, visión borrosa, mareos, vómito y dolor en el pecho. A esto se suma que el número de personas con hipertensión arterial se duplicó entre 1990 y 2019, ascendiendo de 650 millones a 1300 millones a nivel mundial. Es por esto que la detección temprana es esencial y se puede lograr mediante consultas médicas regulares o en casa utilizando un dispositivo de medición para la presión arterial.

De acuerdo con María del Rosario Lara, enfermera y docente del área de Universidad Saludable de la FUCS  y magíster con especialización en Cuidado Crítico y énfasis en Cirugía Cardiaca, las principales causas de la hipertensión (HTA) son los antecedentes familiares, las enfermedades congénitas cardiovasculares, los problemas hepáticos y renales, así como los estilos de vida poco saludables. 

Si bien esta condición no trae grandes síntomas con su aparición, la presión alta no puede ser tomada a la ligera. De acuerdo con los especialistas, la hipertensión es el principal factor de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular. El riesgo se hace mucho mayor para los indígenas, los afrodescendientes, personas mayores de 40 años y las mujeres en la etapa de la menopausia. Por ello, entre las recomendaciones de los expertos para controlar la hipertensión se encuentran:

  1. Hacer ejercicio regularmente: la actividad física de forma constante puede reducir la presión arterial alta en aproximadamente 5 mm Hg a 8 mm Hg. Es importante que las personas procuren hacer al menos 30 minutos de ejercicio moderado todos los días y reduzcan el exceso de peso si es el caso.
  2. Reducir el consumo de sal (sodio): una pequeña reducción del sodio en la alimentación puede mejorar la salud cardíaca y reducir la presión arterial alta aproximadamente entre 5 mm Hg y 6 mm Hg.
  3. Tener periodos de descanso reparadores: dormir menos de seis horas por noche durante varias semanas puede contribuir a la hipertensión. Los problemas como apnea del sueño e insomnio pueden interrumpir el sueño.
  4. Reducir los cuadros de estrés: el estrés a largo plazo puede contribuir a una presión arterial alta.

Por su parte, la enfermera María del Rosario Lara, aconseja evitar la automedicación, el sedentarismo, la obesidad y el consumo de sustancias psicoactivas como el vapeador. También recomienda fortalecer el autocuidado, mejorar los estilos de vida saludables y minimizar aquellos poco saludables para evitar complicaciones, especialmente el Accidente Cerebrovascular (ACV), la Enfermedad Cerebrovascular (ECV) y los Infartos Agudos de Miocardio (IAM).

Las enfermedades cardiovasculares cada año arrebatan la vida de 1.6 millones de vidas en la región de las Américas. Sin embargo, se estima que de estos fallecimientos, aproximadamente medio millón son muertes prematuras y evitables por afectar a personas menores de 70 años.

El Hospital Infantil Universitario San José y la FUCS hacen un llamado de alerta para estar monitoreando esta condición, ya que en 2023 cuatro de cada cinco personas con hipertensión arterial no recibieron el tratamiento adecuado, aumentando significativamente el riesgo para su salud. Si las personas adoptan un estilo de vida saludable y se amplía la cobertura de tratamiento, se estima que entre 2023 y 2050 podrían salvarse hasta 76 millones de vidas.

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