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El sarro, también conocido como cálculo dental o tártaro, es una acumulación dura de placa bacteriana que se calcifica en los dientes con el tiempo. Se forma cuando la placa, una película pegajosa de bacterias y restos de alimentos, no se elimina adecuadamente mediante el cepillado y el uso de hilo dental. Al combinarse con los minerales presentes en la saliva, esta placa se endurece y da lugar al sarro.
Se presenta como una capa dura y amarillenta o marrón que se adhiere a la superficie de los dientes, especialmente cerca de las encías. Es más común en la línea de las encías, aunque también puede acumularse entre los dientes y en otras áreas de difícil acceso durante la higiene bucal. A diferencia de la placa bacteriana, que es blanda y se puede eliminar fácilmente, el sarro solo puede ser eliminado por un profesional dental utilizando herramientas especializadas.
El sarro irrita y daña las encías, aumentando el riesgo de gingivitis (inflamación) y periodontitis (enfermedad de las encías avanzada). Las bacterias atrapadas en el sarro pueden causar halitosis persistente. El sarro puede acumular pigmentos de alimentos y bebidas, oscureciendo la apariencia de los dientes. Aunque el sarro no causa caries directamente, puede facilitar la acumulación de más bacterias que atacan el esmalte dental.
La bebida que elimina el sarro y los dientes amarillentos
El zumo de limón es un remedio casero popular para combatir el sarro y los dientes amarillos debido a sus propiedades naturales, pero su uso debe ser moderado y cuidadoso.
El limón contiene ácido cítrico, que tiene propiedades antimicrobianas capaces de combatir las bacterias que contribuyen a la formación de placa y sarro. Su acidez puede ayudar a eliminar las manchas superficiales de los dientes, restaurando en cierta medida su blancura. Esto lo hace útil para personas que buscan una apariencia dental más brillante. El limón tiene un efecto refrescante y ayuda a combatir el mal aliento, causado en muchos casos por bacterias en la boca.
Aunque el zumo de limón puede ofrecer beneficios, su uso debe ser prudente debido a su acidez, que puede dañar el esmalte dental con el tiempo. Como consejo mezclar el zumo de limón con agua ayuda a reducir su acidez antes de usarlo como enjuague bucal ocasional. Se debe aplicar una o dos veces por semana como máximo para evitar la erosión del esmalte y después de usar limón, hay que enjuagarse bien la boca con agua.
Muchas personas combinan el zumo de limón con bicarbonato de sodio para un efecto blanqueador adicional, pero esto debe hacerse con moderación y siempre bajo recomendación de un dentista.
Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com
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