
Por Gabriel Ortiz
Se revivió aquello del “no hablemos más que nos caemos todos” de las épocas dialogantes entre Laura Sarabia y el hoy ministro del Interior Armando Benedetti. Así se ventilaron los 15.000 millones que ingresaron a la campaña que llevó a la presidencia a Gustavo Petro.
El lenguaje de alcantarilla que suele salir de la boca de ciertos funcionarios de este gobierno, empezando por la del propio jefe del Estado, cuando llamó “hps” a los congresistas que no le marcharon a sus dudosas reformas, entre las cuales estaba la que destruyó el sistema de salud.
El hoy mininterior cambió su escenario muy semejante a ese que lo domina en sus momentos de ofuscación, similar al áspero y arisco diálogo que sostuvo con su esposa en España y que lo llevó ante la autoridad ibérica.
Pasaron los días, se enfriaron la efervescencia y el hervor mientras el embajador estudiaba la mejor manera de recuperar lo que parecía esfumarse su regreso al gobierno Petro, único que lo soportaría, con sus desplantes y arrebatos con el resto del gabinete. Participó en un consejo de ministros televisado, en donde fue objeto de desplantes por parte de la vicepresidenta y varios funcionarios. Se rumoró su despido por parte de Petro, pero el dirigente del M 19, no se animó. Todo parecía saldado.
Pero el recuperado altísimo funcionario tuvo un traspiés con la justicia, por enriquecimiento ilícito, caso que obligó a la magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Cristina Lombana ordenar el allanamiento de una lujosa propiedad del nuevo, ya ministro del interior en Barranquilla.
La magistrada ha tenido que actuar sobre varios negocios de Benedetti, desde cuando este era senador y que fueron realizados con negocios y préstamos que le otorgó el empresario Euclides Torres.
El ministro, estrecha mano derecha del presidente Petro, al enterarse del allanamiento de sus bienes, salió a los medios a enfrentar la orden de la magistrada, utilizando un lenguaje poco apropiado para referirse a un funcionario de la justicia: “demente, delincuente, hp”, fueron los calificativos menos injuriosos.
La propia Corte rechazó las descalificaciones de Benedetti a la magistrada, mientras la Procuraduría investigará el caso. De casualidad, el presidente Petro, quien se encontraba esa noche en Colombia, se refirió al caso y lo calificó como un allanamiento, al tiempo que anunciaba manifestaciones del pueblo para defender a su ministro.
Benedetti entre tanto, se paseó por casi todo el panorama noticioso, para descalificar a la magistrada, a la que le endilga hasta negociados.
Benedetti, descuajado y altanero, se refirió a su limpia vida, enlodando a la de los demás. Todos sus negocios han sido limpios. No hay nada turbio en su vida, como para explicarlo, más de refilón lanzó acusaciones contra personajes de la política nacional, entre ellos al exvicepresidente Germán Vargas Lleras.
Todo sigue su fatídico rumbo sobre el enojoso caso que compromete al ministro del Interior, sin que este haya ventilado siquiera su dimisión, para no entorpecer al gobierno que lo ha elevado casi al estatus de vice, aprovechando las múltiples ocupaciones y desapariciones del titular del gobierno.
Petro fue más allá: consideró que la decisión de la magistrada fue ilegal y la comparó como un secuestro de la familia, producto del odio de esta con la familia del ministro.
Hubo quienes entretuvieron la posible dimisión del funcionario, cosa imposible, hasta ahora, porque tiene el apoyo de Petro para mantenerse como consejero máximo.
BLANCO: Felicitaciones al colega Fernando Barrero por la condecoración que le otorga el Congreso por sus 60 años al frente de la profesión más bella del mundo.
NEGRO: Grave, grave, suspender intercambio de inteligencia entre USA y Colombia. Otra bravata de Petro.
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