
Por Gabriel Ortiz
Colombia ha ingresado al redil de las naciones sin futuro, sin salida, sin horizonte, a dónde la conducen camarillas de gobiernos y gobernantes que solo buscan provecho propio con regímenes totalitarios.
En solo tres años, Petro, el M19 y tenebrosos consejeros, buscan modificar a su manera, con rudos y broncos “cambiazos” políticos, económicos y sociales, todo lo que hemos edificado por años. Quieren montar regímenes que nos lleven a extremos, sin salida y sin horizonte.
Con infundadas promesas y falsedades, se han dado a la tarea de prometer y ofrecer espejismos para timar, estafar y burlar las esperanzas de quienes ingenuamente consideran que llegarán a un paraíso repleto de bienaventuranza y gloria.
Esas ilusiones se desdibujan más aceleradamente de lo esperado, cuando los falsos líderes sacan sus uñas y se dedican al gozo, la riqueza, el alborozo y el encanto. Su codicia los delata más temprano de lo esperado.
Esta patria, no sabe a quién creerle: ¿a los ilusionistas y mentirosos que van de plaza en plaza vendiendo, falsedades, sueños y quimeras?
Petro empezó diezmando lo bueno que quedaba, fomentando y fortaleciendo la corrupción, con sus más cercanos amigos. Hoy no se puede auxiliar a los damnificados por las catástrofes que a diario suceden, porque la corrupción, el soborno y el cohecho, arrasaron con todo.
La salud, fue otro de sus objetivos con un cómplice ministro. Ellos destruyeron lo que venía funcionando. Esos dineros están guardados para comprar votos en las elecciones del 26. Nunca se creyó que hubiera ofensas tan ruines como las que le aplican al cuerpo médico.
El Icetex quedó en ruinas y los estudiantes no pueden adelantar su preparación.
Al gobierno no le ha importado dejar a los colombianos anclados, sin poder salir del país, cuando malogró la provisión de pasaportes, por la fobia de Petro y un supuesto “pastor” a Thomas Greg & Sons, la empresa que los elaboraba.
Y qué tal esta otra jugarreta del gobernante: “no se podrán realizar elecciones en el 2026”. Es decir: ya cree estar “maduro” para quedarse en el poder.
Adicionalmente sigue auto fabricándose guerrillas narcoterroristas que siembran el crimen, la subversión y la inseguridad en todo el territorio nacional. Él mismo viaja y se codea con reconocidos capos de Ecuador y otras naciones. ¿Con qué finalidad?
¡Mejor no meter más leña al fuego! Ante la desmedida codicia de Petro, hay que actuar, porque aún queda mucho por llevar, incautar, usurpar y arrebatar.
Nuestro país puede salir adelante, si cumplimos con nuestra Constitución, nuestra democracia, nuestras libertades y nos unimos contra las extremas que nos acorralan. Requerimos unas elecciones democráticas, libres, limpias, claras, prósperas y sin egoísmos.
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EL DESASTROSO AURELIANO. Acaba de salir el libro del colega Silverio Gómez, que compara a Petro con Aureliano Buendía, el maestro del desastre en Cien Años de soledad. A ese infierno que narra Gabo, lo comparó con el tiempo de un gobierno y le colgó todas las desgracias que ha fabricado Petro. Como a Aureliano, nada resulta. Ninguna batalla ganada, pésimamente acompañado, por asesores, ministros y pastores, investigados. La economía arruinada, mientras acosa a los gremios, ha creído que el petróleo y el gas lo quemarían. Estamos pues en “El Desastre Anunciado del Último Aureliano”. ¡Gran libro Silverio!
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