Charles “Chuck” Feeney es un multimillonario que soñaba con quedarse sin dinero mientras estuviera vivo, dando todo su dinero a actos benéficos. Y acaba de lograrlo.
El empresario estadounidense, a sus 89 años, consiguió hace unos días su meta de donar casi US$8.000 millones en proyectos altruistas alrededor del mundo.
Dinero que nunca usó para darse un estilo de vida acorde a sus ingresos. No es dueño de una casa ni de un automóvil y es famoso por usar un reloj que se compró por solo US$15.
“Tuve una idea que nunca se fue de mi mente: que debes usar tu riqueza para ayudar a las personas”, decía a menudo el filántropo.
Y durante mucho tiempo donó dinero de forma anónima. Cuando el periodista Gerardo Lissardy le preguntó en 2017 por qué lo hacía en secreto, respondió: “Porque no tienes que explicar a la gente por qué lo estás haciendo”.
Según Conor O’Clery, quien escribió una biografía de Feeney, la inspiración del hombre vino del ensayo “Riqueza”, también conocido como “El evangelio de la riqueza”, del famoso filántropo estadounidense Andrew Carnegie.
Según Conor O’Clery, quien escribió una biografía de Feeney, la inspiración del hombre vino del ensayo “Riqueza”, también conocido como “El evangelio de la riqueza”, del famoso filántropo estadounidense Andrew Carnegie.
Frases como “morir rico es morir en desgracia” dejaron huella en Feeney.
Viajaba por el mundo en secreto, buscando cómo completar su obra, por lo que fue llamado el “James Bond” de la filantropía.
DFS ahora emplea a más de 9.000 personas y se describe como “el minorista de viajes de lujo líder en el mundo” con miles de millones en ventas.
“La riqueza conlleva responsabilidad”, solía afirmar.
“Las personas deben definirse a sí mismas o sentir la responsabilidad de utilizar algunos de sus activos para mejorar la vida de sus semejantes, o de lo contrario crearán problemas intratables para las generaciones futuras”.
En la actualidad vive en un apartamento de dos habitaciones en San Francisco con su esposa Helga.
El “James Bond” de la filantropía
En 1982 creó la fundación The Atlantic Philanthropies, una organización internacional para distribuir su fortuna a buenas causas y proyectos en todo el mundo.
Durante los primeros 15 años, Feeney donó dinero en secreto, lo que lo llevó a ser apodado el “James Bond”de la filantropía. Hasta que salió del anonimato en 1997.
Desde que fundó Atlantic Philanthropies, entregó casi US$8.000 millones en subvenciones.
En América Latina, donó US$66 millones para organizaciones sociales con proyectos de salud de Cuba. “Algunas inversiones también financiaron trabajos para ayudar a normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”, dice la fundación.
Su dinero también financió proyectos en Irlanda del Norte, la República de Irlanda, Estados Unidos, Australia, Bermuda, Sudáfrica y Vietnam.
The Atlantic Philanthropies anunció que dejará de funcionar hasta el último día de 2020 tras conseguirse el objetivo de Feeney.
La filosofía del empresario de “dar mientras se vive” ha inspirado a otros multimillonarios, como el cofundador de Microsoft, Bill Gates, y el inversor Warren Buffett.
Feeney no es tan conocido como algunos de sus ricos admiradores, posiblemente por haber donado en secreto durante los primeros 15 años de su misión.
Pero su idea de hacer lo posible por llegar al final de sus días en la bancarrota y verlo con sus propios ojos vio su meta finalmente este año
Por: Damien Edgar– elmundoalinstante.com Foto Getty imagenes
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