En Colombia, la burocracia sigue siendo un freno para la competitividad y la confianza ciudadana. De acuerdo con estimaciones de expertos, el país podría estar destinando hasta el 4 % de su Producto Interno Bruto (PIB) a procesos administrativos ineficientes, lo que equivale a miles de millones de dólares que podrían invertirse en desarrollo social, innovación y crecimiento económico.

Este panorama adquiere mayor relevancia en momentos donde el país ocupa posiciones intermedias en los principales índices de desarrollo digital, como el Network Readiness Index o las mediciones del World Economic Forum. Aunque Colombia es la cuarta economía más grande de América Latina y la tercera en población, apenas un 35 % de sus más de 70 mil trámites vigentes son digitalizados, según cifras del DANE, reflejando un rezago frente a las tendencias globales.
“Somos la cuarta economía de América Latina, pero seguimos en el promedio digital. La pregunta es si nos vamos a conformar con ello o si vamos a definir un plan de país impulsado por el sector tecnológico como motor de crecimiento”, señaló Simbad Ceballos, CEO de OlimpIA -compañía líder en confianza digital-, durante su participación en Softic 2025.
En el evento, organizado por Fedesoft en la ciudad de Cartagena y que reunió a los principales líderes de la industria de tecnología del país, Ceballos presentó la conferencia: “Estados digitales de gran escala: el ciudadano en el centro de la transformación estatal”. Allí enfatizó que la digitalización no solo debe enfocarse en lanzar más plataformas, sino en construir políticas de largo plazo que integren la identidad digital e interoperabilidad entre instituciones, así como la conectividad en zonas rurales -casi el 70 % sigue desconectada- con la soberanía tecnológica.
La experiencia internacional muestra que el camino de la digitalización sí es posible. Por ejemplo, Estonia es considerado el país más digitalizado del mundo, logró que el 99 % de sus trámites estatales sean virtuales, excepto el matrimonio, divorcio y compra de bienes raíces, lo cual ha permitido ahorrar hasta el 2 % de su PIB anual en burocracia.
En América Latina, Uruguay es otro referente: con una política definida hace más de una década, destinó el 4,3 % de su PIB al sector tecnológico, alcanzando exportaciones de software por más de $USD 1.800 millones al año. En contraste, en Colombia apenas lo está haciendo por cerca de $USD 300 millones, dejando en evidencia la necesidad de un acuerdo nacional en torno a la transformación digital. “Deberíamos aspirar a que el software represente al menos el 10 % del producto interno bruto”, subrayó el CEO.
En este contexto, OlimpIA ha demostrado que la innovación local puede marcar la diferencia. Su solución de liveness facial, desarrollada con talento 100 % colombiano, fue reconocida como finalista en los Premios Ingenio 2025 gracias a su impacto en la reducción de fraudes por suplantación. Solo en 2024 evitó más de 6 millones de intentos de fraude y procesó más de 11,6 millones de transacciones faciales. Entre 2021 y 2025 realizó más de 247 millones de verificaciones de identidad.
“El ciudadano debe estar en el centro de la transformación estatal. Eso significa menos trámites, más confianza y una relación digital fluida con el Gobierno. Pero también implica decisiones políticas de alto nivel que trasciendan y se conviertan en políticas de Estado”, puntualizó el ejecutivo.
Actualmente, Colombia enfrenta un reto inaplazable, dar el salto hacia un verdadero Estado digital. La coyuntura electoral abre una ventana de oportunidades para que los precandidatos presidenciales incorporen propuestas sólidas en torno a tecnologías de identidad digital y ciberseguridad, como ejes de confianza social y crecimiento económico. Para Ceballos, “utilizar hasta el 4 % de nuestro PIB en burocracia es un lujo que el país no puede darse”.
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