A partir de los 45 años, los profesionales tienen grandes dificultades para seguir activos en un mercado laboral cada vez más competitivo. Reconocer el valor que cada generación aporta a la sociedad es clave para que el talento sénior no se desperdicie.
Por Belén Manrique www.revistamision.com
En una reestructuración de su empresa, Jesús, perdió su trabajo como gerente. “Eso te rompe todos los esquemas. Es un tiempo de desierto absoluto en el que te encuentras muy solo y desamparado. Tienes momentos de llanto, pero también de alegría”, explica a Misión.
La experiencia que Jesús se atreve a contar a nuestra revista es uno de los grandes dramas de nuestra sociedad. En demasiadas ocasiones, justo cuando las personas alcanzan el ecuador de su trayectoria profesional, con un grado de talento y madurez óptimo, son desechadas como si ya no sirvieran para el mercado laboral.
Crisis y prejuicios
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que una persona es mayor a partir de los 60 años. Sin embargo, la crisis generada por la pandemia ha ocasionado que los profesionales mayores de 45 sean incluidos en el término “sénior”, por ser especialmente vulnerables a los planes de reducción de plantilla, y por encontrar “grandes obstáculos para consolidarse en el mercado laboral”, como apunta el informe Tu edad es un tesoro, de la Fundación Adecco.
Además, prejuicios como que tendrán exigencias salariales mayores, que no tienen competencias digitales o que no se adaptarán en una plantilla mayoritariamente joven ocasionan que, ante la pérdida del empleo, les sea muy difícil encontrar uno nuevo.
Sin embargo, según el informe, en una encuesta realizada a 400 empleados séniores, el 65 % desea seguir en activo porque “disfruta trabajando”. “Un empleado sénior afronta la jubilación con miedo al aburrimiento, a la soledad y a los días perdidos”, reconoce Francisco Mesonero, director general de la fundación. Y por eso “aparecen sentimientos de inseguridad o infravaloración, que les dejan al margen y dificultan gravemente su plena inclusión”, como denuncia el primer Libro Blanco sobre la Gestión del talento sénior, realizado por Adecco.
“Cada persona es única. Los séniores aportan madurez, experiencia, control emocional, templanza y red de contactos”
Aportación única
Se da la paradoja de que, por el envejecimiento de nuestro país, los mayores de 45 años constituyen una fuerza laboral cada vez mayor –el 47 % de la población activa frente al 35 % de hace 10 años–. Por eso, si son desechados, “las empresas no van a poder ser competitivas ni nuestro estado de bienestar será sostenible. En 2050, habrá un solo trabajador por cada jubilado”, explica Mesonero.Por eso, es urgente rescatar el valor que aporta esta generación. “Cada persona es única. Los séniores aportan madurez, experiencia, control emocional, templanza y red de contactos”, reivindica Mesonero. De hecho, es la suma de su talento al de los trabajadores jóvenes, los júniores, la que da mejores resultados. “Los proyectos que involucran a ambas generaciones son los más exitosos. Prevalece la cooperación y se diluye el sentimiento de competencia. Los júniores aportan tecnología y los séniores capacidad para resolver conflictos”, apunta el director general de la Fundación Adecco.
Y los casos reales son el mejor aval: tras más de un año desempleado, Jesús se ha incorporado en una empresa como director de operaciones. Hoy está convencido de que estas situaciones se pueden revertir “y se sale con mucha paciencia, ilusión y confianza.
Afrontar la nueva situación como un reto. Seguir manteniendo un horario, levantarse con ilusión y saber que “aunque tengas días de desánimo se superan con días buenos y la certeza de que el teléfono sonará” es lo que aconseja Jesús.
Desarrollar tu marca personal. Ser consciente de tus fortalezas y debilidades, de por qué eres válido y necesario para la sociedad. “Los mayores piensan que no saben hacer nada nuevo, cuando tienen competencias innatas que solo hay que trabajar más”, explica Mesonero.
Formación y visión del mercado. Conviene analizar cuáles son los puestos con mayor empleo y formarse para actualizarse en competencias digitales o idiomas. “Aprender no tiene lugar ni tiempo, tienes la misma capacidad que cuando trabajabas”, anima Jesús.
Construir una red de contactos. El contacto humano te ayudará a generar oportunidades laborales, acudiendo a jornadas y eventos y contándole a todo el mundo que buscan trabajo. Nunca sabes quién te puede ayudar.
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