
Por Carlos Alfonso Velásquez
A todas luces el gobierno Petro ha sido persistentemente caótico desde cualquier ángulo que se le mire. A no dudarlo, este cuatrienio que va llegando a su fin ha sido anárquico e incoherente. No es pues de extrañar que todos los cambios que ha realizado el “gobierno del cambio” lleven el sello de la anarquía y la incoherencia. Veamos algunos.
Cambios constantes en el gabinete como si se tratara de un carrusel. Unos llegan y se suben mientras otros bajan y salen. La rueda ha girado constantemente y no propiamente logrando gente más competente en cada cambio. Cambios estos que generalmente se dan después de una dosis de “fuego amigo”
Cambios en la política de paz. Ahora son los delincuentes los que cobran protagonismo, primeras páginas y elogios, mientras la Fuerza Pública se desorienta y debilita. Aumentan ostensiblemente los cultivos ilícitos y se multiplican los narcoterroristas. Y últimamente nos hemos enterado por la prensa de conversaciones con el autodenominado “ejército gaitanista”, sin prever salidas jurídicas puesto que no existe un marco normativo aprobado por el Congreso, ni se conocen los puntos de la agenda, ¿a qué le apuesta el gobierno?
Cambios en las relaciones exteriores y en los discursos internacionales. Antes, y cuando las situaciones lo ameritaban, se empleaban comunicados redactados cuidadosamente en la cancillería para efectos de proteger los intereses nacionales. Con Petro, es su cuenta de X la principal herramienta para la diplomacia llegando incluso a romper relaciones con otro Estado por esta vía. Por otra parte, antes los mandatarios se concentraban en los actos de la ONU y eran coherentes con los intereses nacionales en sus discursos. Pero en estos más de tres largos años, el cambio ha sido totalmente revolucionario: polvos cósmicos, apocalipsis, condiciones atmosféricas, divagaciones inentendibles, incoherencias siempre cambiantes e imprevisibles, llegando incluso al ridículo paroxismo de pedirle a las tropas estadounidenses en una calle de Nueva York desobedecer a su presidente, con megáfono en mano.
Cambio total en las alocuciones televisadas desde Palacio. Todos los ministros salen regañados en público, humillados o insultados, menos cuando uno le dice a voz en cuello: “Te amo”. Vale la pena ver esos programas solo para reírse ante los ojos desorbitados de Benedetti.
Cambio total en la salud. La acabó. Cumplió su revolcón “chuchuchu” a rajatabla. Los pacientes más vulnerables se pasean como sonámbulos de cita en cita y cada vez los pelotean a otro lugar: al DUN para decirles que no existe la droga, que faltan firmas, que no hay cupo sino hasta dentro de seis meses. Los errantes enfermos en la noria. Cumplió su promesa: destrozó la salud. Y su ministro, curiosamente, es el más apoyado.
Cambio total en la economía. Y los más vulnerables son los paganinis, porque las pequeñas y medianas empresas ya tienen que pensarlo varias veces antes de contratar a alguien. Ese resentimiento del mandatario, incrustado en su alma contra la empresa privada, empleadores, oligarcas fascistas y esclavistas, y demás elogios, se le ha venido devolviendo como un búmeran. ¿Y que decir de la transición energética sin visos de planeamiento estratégico?
Inclusive en los últimos meses hemos estado presenciando en vivo y en directo cambios que denotan desorden en las fases de las campañas políticas, empezando por la exagerada anticipación de varias precandidaturas a la presidencia y la descarada participación directa del presidente buscando la continuidad del progresismo en el poder. ¿Aproximadamente 100 aspirantes recogiendo firmas y/o buscando coaliciones, no de gobierno sino electorales, es más democracia o más desorden?
Sin embargo, y pese al caos inducido por las acciones del presidente, hay unos partidos como el conservador que, fiel a su criterio de propender por conservar lo que valga la pena conservar y, de manera, ordenada cambiar lo que merezca ser cambiado, ha desarrollado el proceso de inscripción de listas a los cuerpos colegiados y de candidaturas a la presidencia de la República con algunos baches a corregir, pero, de todas maneras, hasta el momento satisfactorio.
Aún más, para contribuir a darle claridad al electorado y con base en lo establecido en la Resolución 14948 (01-12- 2025) de la Registraduría Nacional “Por la cual se establece el calendario electoral para la realización de las consultas populares, internas o interpartidistas de los partidos, movimientos políticos con personería jurídica y/o grupos significativos de ciudadanos para la toma de decisiones o escogencia de candidatos a la Presidencia de la República, a realizarse el 8 de marzo de 2026”, el directorio del Partido Conservador, puede, con plazo 22 de diciembre, manifestar que cambia su voluntad inicial, manifestada el 8 de diciembre, de participar en una consulta interpartidista para realizar una consulta interna con las precandidaturas debidamente inscritas en concordancia con la normatividad del partido.
De esta manera mostrará su talante tanto democrático como de organización que privilegia la libertad dentro del orden.
También puede leer: