En la actualidad, las rutinas de ejercicio de alta intensidad —como el running, crossfit, el HIIT (High-Intensity Interval Training) o las competencias de resistencia— se han convertido en una tendencia entre quienes buscan mejorar su condición física en poco tiempo. Sin embargo, aunque los beneficios del ejercicio son indiscutibles, practicar actividad física intensa sin la preparación o el control adecuados puede generar riesgos para el corazón.

Cuando el exceso deja de ser saludable
Diversos estudios han demostrado que el ejercicio regular y moderado reduce hasta en un 35 % el riesgo de enfermedad cardiovascular y mejora la presión arterial, el colesterol y la capacidad pulmonar (American Heart Association, 2024). No obstante, investigaciones recientes también alertan sobre que la práctica excesiva o no supervisada de entrenamiento de alta intensidad puede causar alteraciones como:
- Arritmias o irregularidades en el ritmo cardíaco, especialmente en personas con predisposición genética o estructural.
- Lesiones en el miocardio o aumento transitorio de biomarcadores cardíacos, como troponinas, tras sesiones prolongadas o extenuantes (European Heart Journal, 2023).
- Fibrosis auricular o ventricular por sobrecarga crónica, evidenciada en algunos deportistas de alto rendimiento con muchos años de entrenamiento extremo (Journal of the American College of Cardiology, 2022).
El equilibrio, por tanto, es la clave. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos deben realizar entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física moderada o 75 a 150 minutos de actividad intensa, distribuidos con descansos adecuados para la recuperación muscular y cardiovascular.
El corazón del deportista no es igual al de todos
El llamado “corazón de atleta” —una adaptación fisiológica en quienes entrenan con frecuencia e intensidad— no siempre implica enfermedad. Sin embargo, puede confundirse con alteraciones estructurales que requieren un seguimiento especializado.

“En LaCardio, evaluamos a los pacientes que realizan ejercicio de alta intensidad desde un enfoque preventivo y personalizado. No se trata de limitar la actividad física, sino de entrenar de manera segura, conociendo la condición cardiovascular de cada persona”, señala el Dr. Óscar Pérez, cardiólogo especialista en salud deportiva de LaCardio.
El especialista recomienda realizar una valoración cardiovascular completa antes de iniciar programas exigentes, especialmente en personas mayores de 35 años, con antecedentes familiares de enfermedad cardíaca o que llevan largo tiempo sin actividad física.
Acciones preventivas para cuidar tu corazón
- Evalúa tu salud antes de empezar. Realiza una valoración médica con electrocardiograma, prueba de esfuerzo y, si es necesario, ecocardiograma.
- Aumenta la intensidad de forma progresiva. Evita cambios bruscos en volumen o carga de entrenamiento.
- Hidrátate y recupérate adecuadamente. El descanso también forma parte del rendimiento y la protección cardiovascular.
- Atiende las señales de alarma. Dolor torácico, mareo, falta de aire o palpitaciones anormales durante o después del ejercicio requieren evaluación inmediata.
- Complementa con buena alimentación y control de factores de riesgo. Hipertensión, diabetes y dislipidemia deben estar controladas antes de someterte a esfuerzos intensos.
Un compromiso con la salud deportiva
En LaCardio, a través de las consultas especializadas en cardiología del deporte y medicina del deporte, se acompaña a deportistas recreativos y profesionales para optimizar su rendimiento sin poner en riesgo su corazón. Cada entrenamiento, cada competencia y cada meta deben sustentarse en la seguridad, la evidencia médica y el conocimiento del propio cuerpo.
“El deporte transforma vidas, pero la prevención las preserva. Escuchar al corazón es el primer paso para seguir superando límites de manera segura”, concluye el Dr. Pérez.
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