Por Julián Escobar

Comienza entonces la construcción del BD Bacatá en el año 2011. Es compleja ya que debe demolerse por pedazos y no implosiones internas. El hito más grande de la etapa es el muro de los parqueaderos que resultaron ser unas estructuras muy fuertes, seguramente por ser la parte que sostenía toda la estructura. Empieza una etapa a toda velocidad que es la construcción de los nuevos sótanos para sostener la estructura. Es todo un éxito. Ya rápidamente en el año 2014 comienzan a verse las primeras señas de una de las torres, la cual demuestra que hay avances. Incluso afirman que el suelo bogotano en esa parte es complicado por ser más duro que el resto de la Sabana de Bogotá al estar cerca de los cerros orientales, demostrando así la calidad del promotor.

Maqueta del proyecto.

Surgen además otros negocios alrededor del edificio. El más llamativo fue una escuela de fútbol en asociación con el club más grande de la época, el Fútbol Club Barcelona, llamado FCB Camp Escola y comienza así una escuela que patrocinan los medios de comunicación que han recibido exclusivas del proyecto. Esta es todo un éxito y sirve de antesala para las modernas oficinas de BD Promotores en la carrera 11 con calle 93. Las victorias tempranas le dan credibilidad al proyecto. 

Para continuar las ventas, se hacen varias ferias Fidi. La última en abril de 2014 se hizo en el Centro Comercial Unicentro de Bogotá. Hay cubrimiento exclusivo de periodistas notables de la época y hay dos temas que empiezan a resonar. El primero, más de 4000 inversionistas están a favor del proyecto donde invirtieron, además 7000 nuevos ingresan a darle fondeo no solamente al Bacatá sino a los proyectos asociados.  Algo con tantos socios no puede caer y está diversificada la estructura entre: locales, hoteles y apartamentos. Empieza a haber una ilusión por las utilidades que deben comenzar a generarse en 2015 por abrir y entregar apartamentos y locales de un centro comercial en las plantas bajas.

Pero, el nerviosismo empieza a cundir entre los inversionistas al haber rumores sobre versiones de problemas legales de BD Promotores en Barcelona y Bogotá. El primero en estallar fue en 2015 sobre un caso del 2005 en España, donde aparece Venerando Lamelas como un tercero en un proceso contra una sociedad llamada Agrupación Mútua que fue intervenida y había hecho negocios con Lamelas. Las palabras estafa, defraudación y robo se mencionan en el caso. Sale el presidente de BD Promotores bien librado ya que la sociedad intervenida había hecho negocios con Venerando, pero no eran temas concretos sino una venta de una propiedad que nada tenía que ver con el caso de Mutúa. Los titulares de la época fueron amables con BD Promotores al hablar de “generosidad”, “tranquilidad” y énfasis en la palabra “prevención”.

Lamelas hacía algo poco común para un personaje cuestionado al recordar que atendía a todos los medios y de frente respondía a palabras duras y preguntas incómodas, lo que generaba confianza en momentos donde otros constructores de los años 2000 estaban demostrando sus falencias en obras y se escondían de la opinión. Incluso se notaba la adulación de ciertos medios que luego de una pregunta dura, terminaban tertuliando con él. El segundo escándalo que se intentó armar fue un tema político por varias fundaciones que deseaban potenciar a sus candidatos para las elecciones de 2015 y venían de bloquear otras obras como las de una torre de 25 pisos en el Centro Comercial Unicentro, pero estas no encontraron respuestas positivas del distrito para continuar con su línea de acción. Todo esto debido a que si bien las administraciones distritales de la época de la construcción en el discurso eran fuertes contra la obra, en la práctica habían avalado todo lo que se venía haciendo en temas de urbanismo.

Ese mismo año se debe entregar la torre y donde los escándalos de empresarios y cuestionamientos de los políticos bogotanos no lograron poner dudas sobre el proyecto, será el propio Lamelas quien sepultará su reputación. Meses antes, portavoces del proyecto ya hablaban de que los primeros pisos donde quedaría un centro comercial eran una realidad innegable y que por el éxito de este los promotores habían declinado las ofertas de innumerables compañías que deseaban estar presentes en el primer rascacielos de Colombia. Además, el efecto de apertura era un multiplicar ya que al entregar un local y recibir arriendos, se terminaba de construir el siguiente, donde estos dos arriendos ayudan a terminar el siguiente y así sucesivamente hasta generar dividendos.

En plena construcción.

Nada de esto ocurre, la obra no se entrega a tiempo. A esto se suma una denuncia de la comunidad de la zona que hablan acerca de láminas y tubos del edificio que se vienen cayendo a pedazos sobre la calle 19. Ocurre algo desconcertante y es que los tenedores de fidis descubren que hubo cuatro fidis distintas: Una para el parqueadero, otra para el centro comercial, otra para el hotel y otra para los apartamentos. Se entrega de arriba hacia abajo por lo cual no ocurre el efecto multiplicador ya que los apartamentos no generan rentas para el edificio ya que hay vacíos jurídicos en las entregas. Es así como el hecho de rechazar a varias empresas por arriendos resulta ilógico para muchos en un edificio que necesita caja urgentemente.

Lamelas empieza a hablar de retrasos por mejoras y devoluciones de dinero con algunos inversionistas. Los acuerdos de devoluciones de dinero se hacen desde cuentas que no son del BD Bacatá sino de otros proyectos como el BD Barranquilla, generando problema de caja en otros proyectos. Por un lado, las demoras se explican en que se está haciendo el lobby del hotel en distintos acabados porque hay abundancia de recursos y temas de enchapes.

Al mismo tiempo, los inversionistas que decidieron retirarse del proyecto denuncian que se les han entregado cheques sin fondos contra la cuenta del BD Barranquilla, por lo cual este otro proyecto está quebrado también. Se fija una nueva fecha de entrega por parte de BD Promotores para el 2016 y así liquidar a varios clientes, proveedores y otros que se volvieron inmanejables para el proyecto y así sanearlo.

Comienza entonces algo sorprendente sobre la obra de riesgo cero y es la cesión de fidis. Ya que las promesas de retornar el dinero nunca se cumplieron, muchos inversionistas decidieron ceder los derechos fiduciarios. Hay que recordar que el Bacatá buscaba que sus fidis democratizaran la torre para que todos los que pudieran entrar lo hicieran y era extraño entonces que el dinero no alcanzara. Aún más fue que los mismos medios que le apostaron al proyecto poco a poco se empezaron a volver en su contra. 

El primero en hacerlo invitó a Lamelas para explicar y el personaje claramente agitado dio un parte de tranquilidad. Al contrario, los que desde siempre le apostaron al fracaso o al escepticismo y fueron objeto de burla por parte BD Promotores, invitaron a un gurú que habló de que esta inversión era riesgosa y que las cariñosas fidis que eran unos derechos fiduciarios no estaban bien estructurados. Sin embargo, nadie afirmó esto en las ferias de venta de la torre, ni en los reportajes de los medios que tenían alianzas prácticamente exclusivas con el proyecto y menos los sabios que defendieron hasta el cansancio el edificio. Sólo pocas voces levantaron la voz que obviamente iban en contra de la mayoría de la opinión y que eran ignoradas por esos medios que nunca cuestionaron el proyecto y más aún por un constructor que los enfrentaba con expectativas a futuro.

Lo cierto es que los riesgos que se advirtieron de pocas voces eran ciertos sobre cómo funcionaban las fidis. El primero era que por su monto no habría muchos compradores secundarios, en contra de la democratización de la propiedad afirmada por el promotor. El segundo, que una fidi no era un título valor garantizado a cero riesgos, sino de renta variable que dependía de los flujos del hotel y las otras zonas. Lo último fue que no necesariamente se devolvía con intereses a sus inversionistas. Igualmente, se supo todo lo que pasaba en el Bacatá para la opinión pública.

Nunca se supo el número exacto de inversionistas, pero rondó entre los 4000 y 6000. Ver entonces miles de ofertas de amigables y prometedoras fidis vendiéndose a precios bajos, luego casi que regalados, le dio un campanazo de alerta a todos los posibles compradores. El mensaje fue claro: El BD Bacatá no era el sueño de clase media que vendieron los promotores por todos los medios posibles.

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