Por Julián Escobar
En Colombia, sumado a mucho oro de las culturas indígenas, el tesoro Quimbaya fue dado a la corona española por el presidente Carlos Holguín Mallarino como agradecimiento a la reina María Cristina por el arbitraje ejercido por este país en la delimitación de la frontera con Venezuela, la cual, como pocas veces en la vida, favoreció a nuestro país.
Las 122 piezas obsequiadas fueron dadas en 1891. En un país que se encargó en un momento de valorar poco o nada sus reliquias mientras otras fueron saqueadas, recuperar este tesoro tantos años después, es algo que sólo es pensar con el deseo.
El tesoro Quimbaya del periodo clásico de esta cultura, con pedazos de orfebrería invaluables. No fue polémica su partida de Colombia ante el fervor nacional y seguramente, por la falta de conocimiento de ese regalo no hubo protesta alguna de nadie. Si esto hubiera pasado hoy las leyes que existen, tutelas, etc, no se habría permitido. Además, en algunos casos el gobierno puede intervenir en caso de considerarlas de interés nacional. Esto ha pasado en casos como el del Galeón San José donde se ha evitado que ocurra lo mismo y sea sustraído. Es por esto que por su alto volumen al ser más de cien piezas, recuperarlo sería algo que se aplaudiría. Actualmente reside en el Museo de América en España. Tal vez acá se nota que la casa real le dio mayor valor que dirigentes como el señor Marroquín.
¿Pero y qué dice la otra parte? En épocas de la retribución en contra del colonialismo, ha existido un marcado sesgo a que los saqueos del pasado tengan un reconocimiento. Se han abundantes devoluciones de tesoros, principalmente del lado del Reino Unido y Francia a territorios donde estarán seguros y no hay peligro de que caigan en manos equivocadas. Por ejemplo, se devolvieron piezas sacadas de contrabando desde Irán a Reino Unido como la estatua del soldado de Sasánida. En el caso de Colombia no aplica esta lógica. Del lado español argumentan que así sea un regalo desproporcionado para la ocasión, después de todo fue un regalo y lo que se regala no se quita. Incluso con la cercanía entre los gobiernos español y colombiano esta posición no ha variado.
No es una disputa de fácil solución. La Corte Constitucional en un fallo del año 2017 exigió la devolución del tesoro y desde el año 97, se reconoce el valor inmaterial de la arqueología en Colombia. Sin embargo, estas son herramientas que se pueden ejercer en el territorio y no en jurisdicciones de ultramar como es el caso de España. De ese lado también las autoridades han hecho lo propio así que no hay una salida que sea favorable para Colombia.
El desafío de retornar este tesoro muestra solamente uno de los tantos casos de responsabilidad histórica contra herencias culturales. En la modernidad y su criterio, muy distinto al del año de 1891 en que pudimos perder los departamentos del Vichada, Guainía y parte de La Guajira, claramente el regalo debió haber sido otro. Para una época donde sólo era un saqueo más, lo hecho, hecho está.
El resultado de la reclamación, aún desfavorable para Colombia, es un precedente de encontrar otras reliquias, como lo son las láminas de Mutis en el jardín Botánico de Madrid, u otras que fueron nuestras y las perdimos por azares del destino.
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