Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la actual contaminación del planeta causada por el plástico como una “crisis mundial” y propone que se actúe rápidamente y de forma coordinada para atajar este problema, porque “es urgente reducir la producción mundial de plástico y de residuos plásticos en el medio ambiente”.
Para hacerse una idea del problema basta una cifra apenas comprensible para nuestras cabezas: aproximadamente 7000 millones de los 9200 millones de toneladas de producción acumulada de plástico entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos plásticos, tres cuartas partes de los cuales fueron desechados y depositados en vertederos, formaron parte de flujos de residuos incontrolados y mal gestionados o fueron vertidos o abandonados en el medio ambiente, incluso en el mar.
El plástico es de hecho la fracción más grande, más dañina y más persistente de los desechos marinos, y representa al menos el 85% del total de esos desperdicios, según el documento, titulado De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos.
Pero los expertos también demuestran que la contaminación por el plástico es una amenaza creciente no ya sólo para los ecosistemas acuáticos, sino para todos los ecosistemas, desde aquellos en donde se origina este material hasta los marinos y los que están en el camino que recorre entretanto.
E incluso para el clima: la evaluación, publicada diez días antes de la Conferencia sobre el Clima (COP26), enfatiza que los plásticos también son un problema climático, ya que se estima que en 2015 su fabricación está relacionada con la producción de 1,7 gigatoneladas de CO2 y se proyecta que para 2050 esta cifra se triplique a aproximadamente 6,5 gigatoneladas, un 15% del presupuesto mundial de carbono.
Persistente y omnipresente
“La contaminación actual es omnipresente y persistente. Aunque el mundo ha logrado un importante crecimiento económico en las últimas décadas, éste ha ido acompañado de grandes cantidades de contaminación, con importantes repercusiones en la salud humana y los ecosistemas, así como en el funcionamiento de algunos de los principales procesos de los sistemas terrestres, como el clima”, se lee en el informe.
El documento destaca que el plástico representa el 85% de los residuos que llegan a los océanos y advierte que, para 2040, los volúmenes de este material que fluirán hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Esto significa alrededor de 50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo.
En consecuencia, todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos además están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.
Riesgos para la salud
El cuerpo humano también es vulnerable a la contaminación que generan los residuos plásticos en las fuentes de agua, lo cual podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer. El plástico es ingerido a través de los productos del mar, bebidas e incluso la sal común, pero también penetran en la piel y pueden ser inhalados cuando están suspendidos en el aire.
“Los riesgos para la salud y el bienestar humano surgen de la quema de residuos plásticos, la ingestión de mariscos contaminados con el plástico, la exposición a bacterias patógenas transportadas en él y la lixiviación (la separación mediante disolvente de las partes solubles de las insolubles) de sustancias preocupantes en las aguas costeras”, indica el informe.
Precisamente, añade que “la liberación de sustancias químicas asociadas a los plásticos a través de la lixiviación en el medio ambiente marino está recibiendo mayor atención, ya que algunos de estos productos químicos son sustancias preocupantes o tienen propiedades de alteración endocrina”.
De acuerdo con los científicos, el microplástico puede entrar en el cuerpo humano por inhalación y absorción a través de la piel y acumularse en los órganos, incluida la placenta.
Es probable que la absorción de microplásticos por parte de los seres humanos a través de los alimentos de origen marino ponga en peligro a las comunidades costeras e indígenas, donde las especies marinas son la principal fuente de alimentación. Los vínculos entre la exposición a las sustancias químicas asociadas a los plásticos en el medio ambiente marino y la salud humana no están claros. Sin embargo, algunas de estas sustancias químicas se asocian con graves impactos en la salud, especialmente en las mujeres.
Hasta la salud mental puede verse afectada
Según el informe, los plásticos marinos tienen un efecto generalizado en la sociedad y el bienestar humano, ya que pueden disuadir a la gente de visitar las playas y costas, y de disfrutar de los beneficios de la actividad física, la interacción social y la mejora general de la salud física y mental.
La salud mental puede verse afectada por el conocimiento de que animales marinos carismáticos como las tortugas marinas, ballenas, delfines y muchas aves marinas están en peligro. Estos animales tienen importancia cultural para algunas comunidades. Las imágenes y descripciones de ballenas y aves marinas con sus estómagos llenos de fragmentos de plástico, que son frecuentes en los medios de comunicación, pueden provocar fuertes impactos emocionales.
Coste económico
La basura marina y la contaminación del plástico afecta, además, a la economía mundial. Los costos que acarrea la contaminación por plásticos en el turismo, la pesca, la acuicultura y otras actividades, como las limpiezas, se estiman en entre 6000 y 19.000 millones de dólares en 2018. Y se proyecta que para 2040 el riesgo financiero anual podría ser de unos 100.000 millones para las empresas si los gobiernos exigen que cubran los costos de la gestión de residuos en los volúmenes esperados.
En comparación, el mercado mundial del plástico en 2020 se ha estimado en unos 580.000 millones de dólares, mientras que el valor monetario de las pérdidas de capital natural marino se estima en 250.000 millones de dólares al año.
Los riesgos múltiples y en cascada que plantean los desechos marinos y el plástico los convierten en multiplicadores de amenazas. Pueden actuar junto con otros factores de estrés, como el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos marinos, causando un daño mucho mayor que si se producen de forma aislada.
Las alteraciones del hábitat en ecosistemas costeros claves causadas por el impacto directo de la basura marina y el plástico afecta a la producción local de alimentos y daña estructuras costeras, lo que conlleva consecuencias de gran alcance e imprevisibles, como la pérdida de resistencia a los fenómenos extremos y el cambio climático. (GRS-Prensa).
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