*Por Alberto Pardo, Founder & CEO de Adsmovil

Emprender en Latinoamérica es un acto de convicción. Es creer que, a pesar de los vaivenes económicos, de la incertidumbre política, de la falta de capital de riesgo en comparación con otros mercados, la región tiene un potencial inagotable de talento y creatividad. Para quienes decidimos dar el salto, no basta con tener una buena idea: se necesita resiliencia, visión y, sobre todo, la capacidad de formar equipos que compartan un propósito común.

Ese ha sido el camino de Adsmovil. Nacimos en Colombia con una apuesta clara: que desde Latinoamérica se podía innovar en el terreno de la publicidad digital con la misma calidad y sofisticación que en cualquier centro tecnológico del mundo. Durante años hemos desarrollado productos y acercado al mercado a nuevas formas de hacer las cosas. Fue así como paso a paso nos consolidamos como la primera adtech de la región, ofreciendo soluciones que integran datos, tecnología y creatividad para acercar a las marcas a los consumidores de manera más efectiva y respetuosa.

Ese proceso no estuvo exento de dificultades. Competir en un ecosistema dominado por gigantes globales exigió diferenciación, disciplina y una apuesta por la innovación constante. A eso se sumaron los retos propios de operar en múltiples países de Latinoamérica: contextos regulatorios cambiantes, brechas de infraestructura, diferencias culturales y, por supuesto, la volatilidad macroeconómica que marca la agenda de la región. Aprendimos a navegar esas aguas con flexibilidad, a diversificar geografías y a planear con escenarios múltiples para que las crisis no nos detuvieran.

Hoy, con la perspectiva del camino transitado y la expansión de operaciones hacia Europa y Estados Unidos, confirmó que el mayor capital que hemos construido no es solo tecnológico, sino humano. Formar equipos diversos, empoderarlos y darles una visión clara ha sido la clave para sostener el crecimiento. Liderar para mí significa dar dirección, pero también abrir espacio para que otros lideren, tomen decisiones y se equivoquen. Significa apostar por una cultura de innovación y, al mismo tiempo, por una ética inquebrantable en el manejo de datos y en la relación con los usuarios.

A los emprendedores latinoamericanos que están dando sus primeros pasos les diría que no teman a los obstáculos. Que entiendan que el fracaso forma parte del proceso y que lo importante es aprender rápido, ajustar y volver a intentar. Que aprovechen lo que nuestra región ofrece: diversidad cultural, mercados en transformación y una creatividad que es reconocida en todo el mundo. Y, sobre todo, que se rodeen de personas que los reten, los complementen y los acompañen en el camino.

Latinoamérica tiene todas las condiciones para seguir siendo cuna de compañías que compitan de vos a vos en los mercados más exigentes. La clave está en creer en nuestro propio talento, en atrevernos a pensar global desde lo local, y en construir con visión de largo plazo. Esa ha sido nuestra ruta en Adsmovil, y estoy convencido de que es la que permitirá a muchos otros emprendedores de la región trascender fronteras.

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