Por Guillermo Romero Salamanca

Ana Lucía Forero es la pintora de la cromo expansión enamorada del agua.

La cita se dio lugar en la sede del Círculo de Periodistas de Bogotá y la tarea consistía en dibujar la paz, siguiendo las indicaciones de la excelsa artista que desde muy pequeña tuvo la inclinación por la pintura y al arte conceptual.
Ana Lucía Forero, con su trabajo pretende comunicar sentimientos y sensaciones a través del color, el movimiento, o la rigidez de la obra. Ella es provocadora. Sus vivencias y experiencias cotidianas las transforman en un flujo de momentos, en algo visual. Para ella, la vida en su esencia, es un misterio, es también color, luz, sombra, fluidez más allá de los límites del tiempo y del espacio.
Su obra ha sido expuesta en diferentes galerías y museos en Bogotá, Santander, Cundinamarca, Boyacá y otros lugares. Internacionalmente ha expuesto en Holanda, Venecia, Italia, Lisboa, Oporto, Fátima, Madrid, Santiago de Compostela, Gondomar, y Baiona.

Con sus joyas en papel fue nominada al Premio Lápiz de Acero en la Categoría Vestuario en el año 2003.

Su magia de contactarse con el agua

Para Ana Lucía el tema del agua es magistral. Le da importancia a cada gota y a cada movimiento.

Por ello, en la reunión con un grupo de comunicadores explicó su trabajo, mientras prepara sus materiales que se emplearían aquella tarde.

En una plancha regó sus aguas recogidas en diversos lugares. Una de páramos y otras de valles y luego regó en puntos precisos las tintas de múltiples colores.

Con sus manos sueltas y ágiles comenzó a dar rienda suelta a su permanente imaginación la lleva a navegar entre colores, pensamientos, sensaciones, flotar, encontrar ese preciso instante colorido y plasmarlo, sentir la tensión entre el agua y el material como un horizonte y pintar sobre él. La búsqueda de ese equilibrio la hace parte de su existencia.

Es una maestra del arte. Cada palabra penetra en sus espectadores, próximos a consagrarse en una obra inolvidable.

Para ella, con toda razón, el agua viste a los seres humanos. Es sinónimo de libertad. “Viste tu vida de arte; viste tu vida de conciencia” es el título que le da a su obra impregnada del líquido que le da razón a la vida.  “El saber que llevamos sobre la piel parte del espíritu de una laguna, un lago, una cascada o un río origina una vibración de vida, te acompaña en tu devenir”, explica.
“Somos naturaleza, somos seres de la naturaleza y no dueños de ella.
Tomemos conciencia, tomemos agua”, agrega.
“Cuando viajo al exterior, lo más impactante es ver a las personas entrando a las mismas tiendas de ropa que hay en sus propios países, para comprar las mismas prendas; habiendo podido adquirirlas allí donde viven”, dice.
“Esa característica de nuestra industria planetaria que nos propone, como estilo de vida, esa producción masificada y ese consumo de prendas con los mismos atuendos, sin un sentido para nuestra vida, sin un desde dónde, me impacta sobremanera”, manifiesta.
Además de los clásicos, admira profundamente la obra de Marina Abramovick y la de Friedensreich Hundertwasser con quien se identifica en términos del agua y de la piel. “Coincido con él al explicar que el vestido, como una piel sobre la epidermis, es una segunda piel”.

“Somos agua”

“Un 70 por ciento de nuestro cuerpo es agua, un 80 por ciento de nuestra sangre y del cerebro, son agua. El ser humano no puede vivir más de una semana sin ella. Sólo el 3 por ciento del agua de nuestro planeta es apta para el consumo humano. Nuestros territorios se han visto gravemente afectados por la minería a cielo abierto, que ha contaminado la tierra y acabado con ríos y fuentes de agua”, agrega.
Por eso es el elemento que desea atrapar o contener un poco en sus pinturas, además del sol y la luz por supuesto. “Y así nace mi pintura del milagro del agua y de la luz”.
“Mi propuesta actual la he bautizado Sumando Esencias del Agua de mi País”. Algunas personas la llaman Sumando Espíritus de Agua, ello me eriza la piel. En mi recorrido por el territorio colombiano voy atrapando esas esencias o espíritus del agua, guardándolos en botellas que luego utilizó en la construcción de la obra. Estas imágenes que observamos contienen esa filosofía, además de fotografías, videos, y pinturas realizadas en el lugar, la obra se alimenta y crece con las obras textiles que realizo en mi taller”, relata.
“Deseo con todo el corazón impregnar en mi obra y en cada textil,  en cada pincelada, en cada prenda con la vibración del agua –del lugar de la que proviene– de la luz y el color, quiero que quien la use, sienta esa vibración en su cuerpo y en su ser,  esa magia maravillosa de hacerse parte de esta naturaleza. Debemos ayudar en la toma de conciencia de saber que no somos dueños de la naturaleza, somos parte de ella, somos seres de agua, de luz y de color, poder aprehender eso, desde dónde, hacemos las cosas, y sobre todo recordarnos como parte de un ecosistema que no conoce fronteras”, complementa.

“Nuestras acciones en torno a la conservación de uno de los recursos naturales que nos proporciona la vida, son cruciales en estos momentos en que la industria, la producción en masa, y el consumo masivo son considerados más importantes que nuestro ecosistema y nuestros recursos naturales”, agregó.

Con la orientación de la pintora Ana Lucía Forero un grupo de socios del CPB dejaron su huella en una obra que próximamente será exhibida en la sede de la asociación.

Cada colega dejó, además de sus trazos, un mensaje sobre lo que pensaba en ese momento. Tamara de la Motta expresó: “la paz importante es la interior”; Gloria Vallejo dijo que “era la unión”; Olga de Villegas, “Un orden cósmico”.

Por su parte el catedrático Teodoro Gómez determinó seguir la frase de Cicerón, al tomar el pincel, y recorrer el agua diciendo: “Amicitiae nostrae memoriam spero sempiternam fore”, es decir, “Espero que la memoria de nuestra amistad sea eterna”.

Para el periodista aeronáutico Pedro Fuquen “la paz es un círculo que une todas las energías del mundo”, el hombre de las voces Robin Garzón, “la paz es la experiencia que debe durar toda la vida”.

Para Víctor Hugo Lucero, presidente del Círculo de Periodistas, «aquí se reflejan todos los sueños y anhelos por una paz tan esquiva para todos», dijo mientras hizo sus trazos.

Amílkar Hernández pidió por la verdadera y sincera paz de los colombianos y sobre todo de los periodistas.

Al final todos esos trazos se unieron en un lienzo que dio origen a “La Paz de los Periodistas”.

El cuadro está expuesto en la sede del Círculo de Periodistas de Bogotá y pronto será subastado.

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