La investidura del presidente de Estados Unidos es tradicionalmente una ceremonia cargada de simbolismo. La Constitución da algunas pinceladas de un acto regido también por los usos y costumbres y que, en esta ocasión, estará marcado por la ausencia del presidente saliente, Donald Trump, el refuerzo de la seguridad y las medidas sanitarias derivadas de la pandemia de COVID-19

Los protagonistas

El 20 de enero, Joe Biden se convertirá en el presidente número 46 de Estados Unidos. Lo hará flanqueado por su esposa, Jill Biden, y ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, y poco después de que preste juramento su vicepresidenta, Kamala Harris, que será la primera mujer en ocupar el segundo puesto de mayor rango político en el país norteamericano.

La fecha

George Washington tomó posesión del cargo el 30 de abril de 1789 y, hasta 1933, los mandatos presidenciales arrancaron los días 4 de marzo. La Vigésima Enmienda de la Constitución, aprobada en 1933, adelantó al 20 de enero la ceremonia, en un intento por reducir el periodo de ‘impasse’ desde las elecciones.

Así, los mandatos del presidente y del vicepresidente expiran a mediodía del 20 de enero, por lo que es entonces cuando deben celebrarse las ceremonias. Tan solo se contemplan excepciones al acto público cuando la fecha cae en domingo, que se pasa al día 21.

El texto

La Constitución recoge también en su articulado el texto que está obligado a recitar el futuro inquilino de la Casa Blanca: “Juro (o afirmo) solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y que haré todo lo posible para preservar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos”.

El lugar

Washington y, más concretamente, el Capitolio, ha sido el escenario recurrente para las tomas de posesión de los presidentes de Estados Unidos –más de 50 investiduras han tenido lugar ante la sede del principal órgano legislativo–.

La pandemia ha marcado en esta ocasión los preparativos, pero la ausencia de reglas estrictas sobre la ceremonia permite que se puedan adaptar a las circunstancias. Ronald Reagan, por ejemplo, tuvo que comenzar uno de sus dos mandatos bajo techo por las inclemencias meteorológicas.

Los invitados

La Comisión Conjunta del Congreso sobre Ceremonias de Investidura es la responsable de coordinar los actos del 20 de enero, también la cifra de asistentes. Tradicionalmente, los organizadores reparten unas 200.000 invitaciones, pero en esta ocasión los congresistas solo podrán acudir con un invitado y no habrá público.

Trump no estará en esta reducida lista, aunque por decisión propia. Dos días después de que un grupo de seguidores asaltase el Capitolio, confirmó que no acudiría, algo que sí hará sin embargo su vicepresidente, Mike Pence, como gesto de respeto a Biden.

Trump es el cuarto presidente en la historia –después de John Adams, John Quincy Adams y Andrew Johnson– que no acude a la investidura de su sucesor y, para encontrar la última ausencia de este calibre, hay que remontarse más de 150 años atrás.

La seguridad

El asalto al Capitolio el 6 de enero, durante la sesión conjunta del Congreso para certificar los votos de las últimas elecciones, ha puesto el foco en la seguridad de la ceremonia de investidura de Biden, catalogada como un Evento Nacional de Seguridad Especial (NNSE, por sus siglas en inglés).

Varias agencias se han movilizado para establecer un perímetro de seguridad y más de 20.000 miembros de la Guardia Nacional velarán vigilarán el correcto desarrollo de la ceremonia. Como recuerda la comisión organizadora, “la gran tradición estadounidense de una ceremonia de investidura ha ocurrido en tiempos de paz y en tiempos de agitación”, por lo que no debería ser diferente en este caso.

El espectáculo

Lady Gaga cantará el himno nacional durante la ceremonia, en la que también se ha previsto una actuación de Jennifer López. Ambas artistas recogen así el testigo de Aretha Franklin, que actuó en la primera toma de posesión de Barack Obama, y de Benyoncé, que lo hizo en la segunda.

Por otra parte, el actor Tom Hanks presentará un especial de televisión que, bajo el título de ‘Celebración en Estados Unidos’, ofrecerá actuaciones y mensaje de apoyo en horario de máxima audiencia. Será transmitido por la mayoría de grandes cadenas del país.

La mudanza

Biden nació en Pensilvania, aunque ha pasado la mayor parte de su vida en Delaware, donde tiene su residencia. Su victoria presidencial, sin embargo, implica también su mudanza a la Casa Blanca, un edificio que George Washington ordenó construir en el siglo XIX y en el que han vivido todos los presidentes desde John Adams, en 1800.

El inmueble, bautizado con su actual nombre por Theodore Roosevelt en 1901, cuenta con 132 habitaciones, 35 baños y seis pisos, si bien el grueso del trabajo político se desarrolla en el Ala Oeste, donde está el Despacho Oval y la conocida como Sala de Situaciones.

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