
En el mundo, el consumo de agua en términos generales no llega a las cifras recomendadas por los expertos, que las sitúan en dos litros y medio al día.
Nuestro cerebro está compuesto en su mayor parte por agua, responsable de que funcionen los procesos neuroquímicos habituales que lo mantienen en forma, y que conecta las neuronas mediante las señales oportunas. Si nuestro organismo no está hidratado, esa carencia de líquidos va a manifestarse en problemas de concentración y pérdida de memoria.
La explicación científica se basa en que la falta de hidratación reduce el volumen sanguíneo, y tanto el oxígeno como los nutrientes esenciales no llegan al cerebro, que es el músculo que más energía consume. Al no producirse las cantidades necesarias de dopamina y serotonina, llega el cansancio mental, la dificultad para mantener la atención y los problemas para la consolidación de los recuerdos. Obviamente, esto sucederá si la deshidratación se mantiene en el tiempo.
Como cuentan los expertos, una buena hidratación no sólo influye en el cuerpo, sino también en la mente. Se ha observado que la deshidratación causa una contracción del tejido cerebral que se asocia a un aumento del volumen ventricular, llegando a afectar negativamente en la respuesta de nuestro cerebro ante una actividad intelectual. En este sentido, procesos mentales como la memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención pueden disminuir por la falta de líquidos, sobre todo cuando el cuerpo sufre pérdidas de más del 2 por ciento.
Señales de alerta de que sufrimos deshidratación
Los médicos nos invitan a permanecer atentos a algunas señales que pueden advertir de que nos faltan líquidos para mantener las funciones cerebrales a punto. Entre ellas, habría que prestar atención a una boca seca de forma permanente, así como orina de color demasiado oscuro, y también a una sensación permanente de mareo y cansancio crónico.
Para evitar la deshidratación, no solo el agua es vital, sino también elegir alimentos ricos en líquidos como son las frutas, por ejemplo, que además van a aportarnos nutrientes esenciales. Es importante que nos pongamos el objetivo de beber esos dos litros y medio al día para asegurar una correcta hidratación, aunque en muchas ocasiones no sintamos sed.
Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com
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