
Por Hernán Alejandro Olano García
La historia, estudiada desde el pensamiento de Nicolás Gómez Dávila, es mucho más que un simple registro cronológico de eventos. En Escolios a un texto implícito, el autor colombiano plantea que la historia es una ciencia fundamental para comprender la política, el derecho y la sociedad. Su perspectiva se nutre de una tradición filosófica y jurídica que se remonta al Digesto de Justiniano y a los Brocarda medievales, estructuras de pensamiento que refuerzan su visión crítica sobre la modernidad.
Para Gómez Dávila, la historia no es solo un estudio del pasado, sino un mecanismo de juicio sobre el presente y sus ideologías. Su escepticismo ante el progreso y la modernidad no es una postura meramente reaccionaria, sino el resultado de un profundo análisis de las ideas políticas y jurídicas a lo largo del tiempo. En De Iure, afirma que el derecho no es una invención abstracta, sino una estructura histórica que ha dado forma a la justicia y al Estado.
La historia como refugio contra la manipulación ideológica
Uno de los aspectos más relevantes en su pensamiento es la historia como resistencia intelectual. La historia, según Gómez Dávila, es un refugio contra la manipulación ideológica de la modernidad, donde las narrativas progresistas pretenden borrar el pasado para imponer visiones unilaterales del futuro. Su admiración por Tucídides y Burckhardt se fundamenta en la idea de que el conocimiento histórico es indispensable para interpretar la realidad y evitar la repetición de errores.
Gómez Dávila concibe la historia como una fuente de sabiduría, donde cada generación puede encontrar claves esenciales para entender el presente. Sus Escolios reflejan una profunda preocupación por la pérdida de la memoria histórica y el desprecio por la tradición, aspectos que considera característicos del pensamiento moderno. Para él, la historia no se repite de manera mecánica, pero sí presenta patrones de error en los que la humanidad reincide constantemente.
El derecho y la historia: una relación inseparable
Desde una perspectiva jurídica, Gómez Dávila ve el derecho como un fenómeno histórico, no como una construcción conceptual aislada. La justicia y el Estado son, en su visión, instituciones profundamente arraigadas en el devenir histórico. En sus escritos, se percibe una clara influencia de la tradición clásica y medieval, donde el derecho se entiende como una estructura orgánica en constante evolución y no como un simple instrumento del poder político de turno.
Este enfoque se aleja de las tendencias positivistas contemporáneas que reducen el derecho a un conjunto de normas descontextualizadas. Para Gómez Dávila, el derecho sin historia es una construcción artificial y peligrosa, pues desconoce las raíces de la normatividad y la experiencia acumulada a lo largo del tiempo.
La historia, en el pensamiento de Gómez Dávila, es una ciencia esencial para la comprensión del derecho, la política y la sociedad. Su escepticismo ante el progreso y su defensa de la tradición lo convierten en un pensador fundamental para el debate sobre la modernidad y sus implicaciones. En un mundo donde la historia es frecuentemente manipulada con fines ideológicos, su obra es una invitación a redescubrir la memoria histórica como una herramienta de pensamiento crítico y reflexión filosófica.
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