Ibn al-Haytham, conocido en Occidente como Alhacén, es una de las figuras más destacadas de la historia de la ciencia.
Nacido en 965 en Basora, en el actual Irak, durante el auge del califato abasí, este polímata islámico sentó las bases de la óptica moderna y estableció principios que influirían profundamente en el desarrollo del método científico.
Alhacén era un verdadero polímata, con contribuciones notables en campos como la matemática, la astronomía, la filosofía y la física. Sin embargo, su legado más perdurable radica en su obra maestra, el Kit?b al-Man??ir («Libro de óptica»), escrita entre 1011 y 1021. En este trabajo monumental, revolucionó la comprensión de la luz y la visión, cuestionando teorías griegas previas como las de Euclides y Ptolomeo.
El método científico en acción
Alhacén fue uno de los primeros en adoptar un enfoque empírico y experimental para investigar los fenómenos naturales. Diseó experimentos rigurosos para probar sus hipótesis y utilizó la observación sistemática como base para sus conclusiones. Este enfoque precursor del método científico lo convierte en un puente entre la ciencia clásica y la moderna.
En el Libro de óptica, Alhacén demostó que la visión ocurre cuando la luz rebota en los objetos y llega a los ojos, refutando la idea de que los rayos visuales emanaban del ojo. Además, exploró la refracción, la reflexión y el funcionamiento de los espejos esféricos y parabólicos.
Contribuciones más allá de la óptica
Aunque su fama se centra en la óptica, Alhacén también hizo aportes significativos en otros campos. En matemáticas, trabajó en problemas de geometría y cálculo infinitesimal, influyendo en mentes como la de René Descartes. En astronomía, estudió el movimiento de los planetas y desarrolló métodos para medir la altura de las estrellas.
El impacto global de Alhacén
La obra de Alhacén no se limitó al mundo islámico. Tras la traducción de sus escritos al latín en el siglo XII, su influencia se extendió por Europa, inspirando a científicos renacentistas como Kepler y Galileo. Alhacén es reconocido como un precursor de la revolución científica que transformó el pensamiento occidental.
En el siglo XXI, su legado sigue vivo. La UNESCO declaró 2015 como el Año Internacional de la Luz, celebrando el milenio de sus contribuciones. Alhacén no solo fue un científico, sino también un filósofo que abogó por el uso de la razón y la evidencia para comprender el mundo.
Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com
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