
Esta opción terapéutica emergente cada vez está avalada por más estudios científicos que confirman los beneficios físicos, psicológicos y sociales para personas con asma, EPOC o alergia.
Muchas de las personas que viven con enfermedades pulmonares crónicas, como asma o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) pueden experimentar síntomas como falta de aliento, incluso a pesar de seguir las recomendaciones de sus respectivos médicos en cuanto a medicación, abandono del tabaco y rehabilitación pulmonar. La terapia musical se está convirtiendo en una opción terapéutica emergente sobre la que, según la Asociación Americana del Pulmón (ALA) merece la pena investigar más. Con la evidencia científica disponible por el momento, los expertos de esa sociedad científica admiten su utilidad en las esferas psicológica, física y social. De hecho, recomiendan cantar en un coro para aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida.
El primer motivo es que cantar es una forma de controlar la respiración. Se trata de algo que prácticamente todos aprendemos de niños, y que puede incorporarse a la esfera social (participando en un coro o actividad similar).
Muchos no nos damos cuenta de lo complejo que resulta el acto de cantar, pero si lo pensamos, lengua, paladar, laringe, pulmones… son solo algunas de las partes del cuerpo que controlamos al hacerlo. Tenemos que ajustar el volumen, el tono, el aire que guardamos y expulsamos y la postura. Y esto es solo una reflexión superficial, sin entrar en detalle sobre qué hace nuestro organismo cuando cantamos.
En los últimos años ha crecido el interés por las actividades dentro de la etiqueta «Canta por la salud pulmonar» (SLH, por sus siglas en inglés), iniciativas que animan a los pacientes con enfermedades respiratorias a participar en grupos de canto para mejorar su condición. En el año 2016 se formó un grupo de consenso (en la jerga, un equipo de expertos) para que estudiaran su eficacia. Los investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) revisaron los estudios científicos publicados sobre el tema y llegaron a la conclusión de que «existen suficientes datos para pensar que cantar tiene potencial para mejorar la calidad de vida relacionada con la salud, particularmente en lo tocante a la salud física, y reducir los niveles de ansiedad».
En la Fundación Británica del Corazón explican que «la investigación sobre el poder terapéutico del canto ha interesado cada vez a más investigadores durante la última década». También puntualizan que hay dos aspectos a los que la comunidad académica ha prestado atención: la respuesta fisiológica, en el cuerpo, y la respuesta mental. Por eso aseguran que «cada vez hay más evidencias (científicas) de que cantar con regularidad y en grupo resulta beneficioso para la salud general y el bienestar».
La mejoría se observa en la calidad de vida relacionada con la salud, la higiene postural, la fuerza de voz… y la reducción de la sensación de soledad.
Los pacientes aseguran que la práctica hace que se reduzca la sensación de falta de aliento, que aumente el control que tienen de su propia respiración y el manejo de sus síntomas en general.
También es verdad que no cantan «sin más». En los grupos que avala esta fundación los directores han recibido formación para diseñar sesiones que están pensadas para los pacientes. Matizan que «otros grupos de canto, no especializados, pueden ser actividades satisfactorias y útiles, pero pueden no ofrecer todas las técnicas que te ayudan a manejar mejor la enfermedad». En sus grupos, las canciones se seleccionan para simular ejercicios de respiración.
Un equipo de investigadores japoneses ha analizado el efecto combinado de la rehabilitación pulmonar y la terapia con música en pacientes con EPOC. En la revista «Journal of Physical Therapy Science» escriben que «combinar ambas técnicas mejora los parámetros de la función pulmonar» y añaden que la terapia musical «es un nuevo abordaje que, junto con la rehabilitación, puede usarse en el control de la enfermedad».
¿Cómo funciona?
Los expertos de ALA explican que, en principio, «puede parecer contradictorio que mantener notas de forma prolongada y limitar la respiración resulte bueno para los pulmones de las personas con enfermedades respiratorias crónicas, pero la investigación ha mostrado que ‘cantar para respirar’ es beneficioso».
Un análisis de pacientes con EPOC durante ocho semanas, mientras participaban en un programa educativo para el control de la respiración con dos sesiones semanales de media hora y sesiones de canto de una hora con la misma frecuencia hizo que los pacientes comprendieran mejor el proceso de la respiración, mejoraran su control y realizaran con mayor facilidad algunas de sus tareas cotidianas. «Si uno lo piensa –dicen desde la Asociación Americana de Pulmón– tiene sentido. Mucha gente con EPOC o asma recurre a ejercicios de respiración para manejar sus síntomas. Estos ejercicios estimulan el uso del diafragma para respirar, en lugar de los músculos del cuello y el pecho. Igual que cuando tienes que sostener una nota al cantar, los ejercicios de respiración se centran en la respiración lenta y la capacidad de contenerla».
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