En los últimos años las comilonas han ganado atención tanto en el ámbito de la salud como en el cultural.

Ya sea por celebraciones familiares, reuniones sociales o simplemente como una manera de lidiar con el estrés muchos se entregan a la ingesta excesiva de alimentos. Sin embargo, ¿Cuáles son los efectos reales de este comportamiento en nuestro cuerpo y mente?

¿Qué sucede en el cuerpo durante una comilona?

Cuando consumimos grandes cantidades de alimentos en poco tiempo, nuestro sistema digestivo se enfrenta a un exceso de trabajo. Esto puede desencadenar:

-Sobrecarga digestiva: El estómago se distiende para acomodar el exceso de alimentos, lo que puede causar malestar, hinchazón y acidez.

-Picos de glucosa: Una ingesta masiva de carbohidratos y azúcares provoca un aumento rápido de los niveles de glucosa en sangre, seguido de una caída brusca que puede generar fatiga y antojos.

-Estrés hepático: El hígado trabaja intensamente para metabolizar las grasas y los azúcares, lo que podría favorecer la acumulación de grasa en el órgano si el comportamiento es recurrente.

-Riesgos cardiovasculares: Las comilonas frecuentes pueden aumentar los niveles de triglicéridos en sangre, un factor de riesgo para enfermedades del corazón.

Impacto en la salud mental

Las comilonas no solo afectan al cuerpo, sino también a la mente. Estudios psicológicos han relacionado este comportamiento con:

-Sentimientos de culpa y vergüenza: Muchas personas experimentan arrepentimiento después de un atracón, lo que puede alimentar un círculo vicioso de comer en exceso y sentirse mal al respecto.

-Estrés y ansiedad: Las fluctuaciones en los niveles de glucosa pueden exacerbar el estrés y la irritabilidad.

-Relación con trastornos alimenticios: En algunos casos, las comilonas pueden ser un síntoma de trastornos como el Trastorno por Atracón, que requiere intervención profesional.

¿Es peligroso entregarse ocasionalmente?

Un atracón ocasional no causará daños significativos en personas sanas. Sin embargo, las consecuencias pueden ser más graves si este comportamiento se vuelve habitual. Las comilonas frecuentes están asociadas con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y daño hepático.

¿Cómo prevenir las comilonas?

Si bien es difícil evitar todas las tentaciones, hay estrategias que pueden ayudarte a moderar la ingesta:

-Planificación de comidas: Comer porciones equilibradas durante el día reduce el hambre extrema que puede conducir a un atracón.

-Atención plena: Practicar el «mindful eating» ayuda a reconocer las señales de saciedad.

-Gestíon del estrés: Actividades como el ejercicio, la meditación o hablar con un amigo pueden ser alternativas al comer emocional.

-Consulta profesional: Si las comilonas son frecuentes y afectan tu bienestar, busca ayuda de un nutricionista o terapeuta especializado.

Moderación y equilibrio

Las comilonas pueden ser un placer momentáneo, pero es crucial entender sus efectos a corto y largo plazo. Optar por un enfoque consciente y equilibrado en nuestra alimentación no solo mejora nuestra salud física, sino también nuestro bienestar emocional. ¡Recuerda que el autocuidado también comienza en el plato!

Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com

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