Las llantas desempeñan un papel crucial en la seguridad y el rendimiento de un vehículo. Por eso, no solo es importante acertar en la compra de la llanta, sino también en su uso, algo que muchas veces no ocurre. Con el fin de sacar el máximo provecho a las prestaciones de los “zapatos” de tu carro, Bridgestone, líder global en llantas premium y soluciones de movilidad sostenible, te recuerda los siete errores más frecuentes en su cuidado y cómo evitarlos.

1.      Presión incorrecta:

Ya sea por descuido o falta de conocimiento, numerosos conductores no revisan regularmente la presión de sus llantas. Esto es algo nada recomendable: circular con una llanta con una presión de inflado por debajo de la recomendada por el fabricante del vehículo puede provocar una degradación prematura de sus materiales, fatiga de la carcasa, alto riesgo de pinchazo y un incremento del consumo del combustible.

Tampoco se debe circular con la presión alta, por encima de la recomendada según la carga: la llanta contacta menos con el asfalto y pierde adherencia, se produce desgaste prematuro en la parte central de la banda de rodamiento y se obtiene un peor comportamiento dinámico del vehículo. Para evitar estos problemas, lo ideal es revisar la presión de las llantas (en frío) una vez al mes o antes de un desplazamiento largo.

2.      No rotar las llantas para alargar su vida:

Las llantas delanteras y traseras están sometidas a trabajos y cargas diferentes, por lo que su desgaste es muy desigual. Las rotaciones son esenciales para conseguir un desgaste más uniforme y aumentar así la vida útil de todas las llantas. Un desgaste uniforme y regular en las llantas de ambos ejes del vehículo, contribuye a aumentar la seguridad en la carretera, los ejes reaccionan de forma equilibrada y el conductor controla mejor su vehículo.

3.       Desgaste excesivo o irregular:

Independientemente de la vida útil de una llanta cada cierto tiempo conviene revisar la profundidad de la banda de rodamiento. Los expertos indican que esta debe tener una profundidad mínima de 1,6 mm, límite legal que viene referenciado por los testigos de desgaste, señalizados por un indicador en la zona del hombro de la llanta.

Igual de importante es verificar que el desgaste de la banda sea regular. Normalmente las llantas del eje delantero, por motivo de la propia configuración del vehículo, presentan desgaste no uniforme entre el hombro exterior y el interior. Una llanta en buen estado por fuera, puede estar “comida” por dentro.

Otros desgastes irregulares en las llantas y que provocan que la huella de contacto no sea la óptima, pueden ser provocados por un desbalanceo y/o alineación incorrectos o unos amortiguadores en mal estado. En estos casos, las llantas son las mensajeras del problema y las que avisan cuál puede ser la causa y qué se debe rectificar.

4.      Alineación, paralelismo de ejes y balanceo defectuosos:

La correcta alineación del vehículo, mantener el paralelismo de ejes y el balanceo de las llantas (ajustar el conjunto llanta-neumático mediante contrapesos para evitar desequilibrios) resultan fundamentales para evitar desgastes irregulares, vibraciones e incluso problemas de trayectoria con el volante del auto (seguridad), aparte del riesgo de averías mecánicas.

5.      Llantas deformadas o dañadas:

Comprobar de vez en cuando el estado de las llantas también es crucial, ya que pueden presentar deformaciones, golpes o cortes (fruto del impacto con andenes, baches, etc.), que comprometan la seguridad. Si presentan algún tipo de daño, es necesario consultar con un profesional su posible reemplazo. En caso de tener que hacerlo, recuerda que no es conveniente instalarlas en un mismo eje, llantas con distintas características o nivel de desgaste.

6.      Llantas envejecidas:

Aunque las llantas no tienen fecha de caducidad como tal, dependiendo de múltiples factores, entre ellos el mantenimiento, la exposición a agentes oxidantes, las condiciones de uso, etc., pueden llegar a perder parte de sus prestaciones con el paso del tiempo. Así, y aunque aún tengan dibujo, se aconseja verificar el aspecto de las llantas una vez al mes, como mínimo. A partir del 5° año, recomendamos su revisión anual por un especialista y en cualquier caso sustituirla cuando tengan más de 10 años. Una llanta grietada, envejecida, con cortes, etc., puede afectar la seguridad en el camino.

Para conocer la fecha de fabricación de una llanta, simplemente tienes que buscar el código alfanumérico DOT en el marcado del costado. Los 4 últimos dígitos del código, por ejemplo 1024, te informan de la semana (semana 10) y el año de fabricación (2024).

7.      Llanta de repuesto:

Un último consejo: recuerda a la gran olvidada, la llanta de repuesto o, en su defecto, el kit antipinchazos. Verifica regularmente que se encuentren en perfecto estado y con la presión adecuada.

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