Por Guillermo Romero Salamanca
Un desayuno en Montería lleva un trozo de carne asada, café sin azúcar y dos o tres cabezas de gato.
Un mundanal de motos despiertan a los turistas desde muy tempranas horas y es necesario salir a recorrer a Montería, llamada también comola capital ganadera de Colombia y encontrarse con un río que lleva una suave brisa para aguantar el calor de la ciudad.
Montería es un municipio colombiano, capital del departamento de Córdoba y se encuentra a orillas del río Sinú, por lo que se le conoce también como “La perla del Sinú”.
El calor es prolongado durante el día y entonces las actividades se hacen o bien temprano o después de las cuatro de la tarde cuando la brisa contribuye a refrescar la ciudad.
En la ronda del Sinú, una avenida ecológica a orillas del majestuoso Río Sinú. El largo malecón lleno de grandes árboles, jardines con una multiplicidad de flores, ciclovía y lugares de comida, es de obligada visita.
Las últimas alcaldías han mejorado el malecón poniendo allí muchas cosas para hacer por parte del turista, desde cómodas sillas, animales silvestres que se confunden entre los follajes de los árboles y el trino de infinidad de aves.
Los planchones se han convertido en un símbolo de Montería, dar un paseo en uno de ellos por el Río Sinú es una de las mejores actividades que puedes hacer, admirar el atardecer de la ciudad, sentir la tranquilidad de sus aguas y contemplar los hermosos paisajes que ofrece la capital cordobesa.
Por las tardes, losbares y la música se han convertido en atractivos turísticos de Montería. En el Pasaje del Sol, se puede disfrutar de diferentes ambientes musicales, desde lugares para tomarse unas cervezas mientras se conversa, hasta discotecas de vallenato, electrónica y crossover; así como una carta de restaurantes de comidas rápidas y platos especiales.
Dicen que el plato típico nacional es el sancocho. En cada región lo hacen de una manera diferente, pero siempre con plátanos, yuca y papa, como ingredientes principales y luego lo acompañan con carne, pollo, gallina o pescado.
La cabeza de gato acompaña múltiples comidas, al lado de un buen café o un jugo de níspero o mamay.
UNA RECETA
La receta es sencilla. Se pone agua en una olla con sal y cuando esté hirviendo se meten los guineos o los plátanos verdes. Se cocinan y después se machacan. Se le añade mantequilla, sal, ajos y pimienta al gusto. Después de esta mezcla se deja reposar unos segundos y se sirve con queso rallado, carne frita o huevos revueltos.
En Córdoba se hacen unas bolas y quedan con algunos turupes, que por la forma y el tamaño parecieran unas cabezas felinas.
En Cuba lo llaman como fufú –pero es hecho con ñame –, en Ecuador le dicen bolón, en Perú tacaho, en Puerto Rico es el mofongo y en República Dominicana mangú.
Todas las versiones tienen un solo origen: África. Cuenta el historiador Fernando Ortiz que los ingleses llegaron a Cuba con los esclavos negros y que la comida que generalmente se les daba, por lo económica, era el plátano hervido y machacado. Lo habían visto preparar en regiones de Ghana y Sierra Leones.
Cuando les avisaban la hora de comer les gritaban en inglés: “Food, food!” y luego quedó simplemente como fufú.
El plátano fue una de las primeras plantas domesticadas. Se cultiva desde el Neolítico, hace unos 10.000 años. Los hombres prehistóricos lo plantaban a partir de los retoños del rizoma. Hubo variaciones locales y hoy existen más de 500 variedades de plátanos.
La especie llegó a Canarias en el siglo XV y desde allí se llevó a América en el año 1516.
El plátano macho y el bananito son propios del Sudoeste Asiático. Por su facilidad de siembra, los conquistadores lo llevaron al África y luego, con la llegada de la esclavitud se extendió por Centro América y Sudamérica.
Cuando lo inviten a comer cabeza de gato no piense en denunciar a nadie en la Asociación Defensor de Animales, simplemente, deguste una nueva forma de consumir plátano y degustar el paladar.
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