Por Gabriel Ortiz

Ha quedado demostrado que elevando intereses no se combate la inflación. Existen fórmulas modernas y no tan ortodoxas que lo logran. La banca colombiana las aplica. Alguien tenía que abrir los ojos y salir en defensa de una población que marcha hacia la ruina, con una pobreza extrema igual a la de Haití.

El alza de intereses, la imprevisión gubernamental y la errónea aplicación de medidas monetarias, nos llevaron a una inflación del 13.28%. El Banco de la República se engolosinó y se dejó engatusar, aplicando las viejas y falibles teorías, que hoy quiebran bancos y empresas en el mundo.

Ni el emisor con su “independencia”, ni sus manejadores advirtieron lo que venía: escasez y alza de precios, desempleo y cierre de producción, crédito inalcanzable, ruina del campo y la agroindustria, etc.

Ni ellos, ni los sabios, previeron a dónde nos conduciría la pandemia. Varios columnistas planteamos la urgencia de emprender un agresivo programa de producción de alimentos, con crédito barato, insumos y almacenamiento, que nos convirtiera en la despensa para el mundo convaleciente y hambriento, post covid 19.

¡Nada se hizo! Vino entonces la catástrofe que creyeron combatir con alzas semanales de las tasas de interés. ¿Qué falta nos hace la Junta Monetaria, de Hernando Gómez Otálora y Jorge Ruiz Lara?

Sucedió entonces lo que tenía que suceder: caída de la economía, parálisis de la producción, escasez de alimentos, desempleo, cierre de empresas y comercios y encarecimiento de todo. ¡La terrible inflación!

Era imposible restaurar una economía con intereses bancarios superiores al 40%. Se agudizaron la especulación, los “gota-gota”, mientras la clientela bancaria escaseaba y las arcas del sistema financiero se repletaron, generando reducción de utilidades.

En otras latitudes se registran cierres y quiebras bancarias. Las instituciones acostumbraban a invertir en Bonos de los Tesoros, con tasas del 0%, pero cuando las bancas centrales elevaron agresivamente los intereses para controlar la inflación -como en Colombia- se perdió la seguridad económica. Estados Unidos está tan alerta, que el presidente Biden, salió apresuradamente a garantizar que el Estado garantizara los depósitos de los clientes de los bancos en dificultades o al borde de la quiebra. El mundo estudia cambios económicos y fórmulas modernas muy distantes de las actuales, que solo buscan frenar la inflación con tasas de interés.

En Colombia por fortuna, su banca se anticipó a respaldar a sus clientes e inversionistas, sacrificando en parte sus utilidades. Bajó los intereses de las tarjetas de crédito para las compras de productos de la canasta familiar. Hará otros sacrificios que permitirán la reactivación económica y mitigan el hambre a las clases populares. La banca merece un reconocimiento nacional.

BLANCO: La diligencia con la que se actuó para restablecer la variante de Rosas.

NEGRO: Nadie se explica la urgencia de la alcaldesa Claudia, por desbaratar la Carrera séptima. Tres años tuvo para hacer algo racional. Seguro serán calzadas llenas de huecos y viviendas encerradas, como quedará el sucesor.

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