Por Esteban Jaramillo Osorio

La burla de La FIFA del fútbol colombiano con su carta enviada a la federación local, felicitándola por el USO DEL VAR, en sus competencias.

Pasó por alto la entidad remitente, que en nuestro medio no se discute el VAR sino su uso, la aportación, en tantas oportunidades manipuladas, de sus intérpretes y analistas.

Cortina de humo o reconocimiento por encargo, para legitimar las equivocaciones que semanalmente se cometen, que permean la credibilidad de los aficionados, muchos de los cuales han optado por huir de los estadios, por las sospechas que los llevan a pensar que los resultados, son puestos.

Fue contundente Infantino, el presidente del fútbol mundial, cuando le dio la bienvenida al VAR en 2016. “Llegó para quedarse”, sentenció.

No apreció en su verdadera dimensión que el propósito inicial de darle validez y legitimidad, con ayudas electrónicas, a las decisiones arbitrales, iba a enfrentar mentes perversas.

Los VARES, AVARES y personal adjunto, son tan incompetentes, en ciertos casos, como varios de los analistas arbitrales que encontraron un novedoso furor con su tarea, a pesar de haber sido discretos árbitros.

O las decenas de analistas salidos de la pasión, sin conocimiento, que nunca usaron un pito ni le pegaron con destreza a la pelota.

El arbitraje es tema predilecto en las tertulias. Se habla de sus equivocaciones y no de sus aciertos, con señalamientos directos y temerarias acusaciones que no se comprueban, porque los dirigentes no investigan, o se hacen ciegos y sordos.

Las habilidades de los futbolistas pasaron a segundo plano. El show se marchó de los estadios, para ocupar puesto preferencial, con otras aristas especulativas y polémicas, en las tertulias de los medios y las redes.

El dinero circulante seduce a los agentes del mal, quienes irrumpen de variadas y sorprendentes maneras, para sacar provecho de un jugoso negocio.

Son creativos en la maldad.

No puede afirmarse rotundamente que el fútbol es sucio. O que los únicos corrompidos son los árbitros.

Vaya absurdo. No es justo expresarlo. Son pocos los que marchan por el submundo, pero hacen daño.

No todo el fútbol está viciado, pero si está enfermo. A pesar de la tendencia de los dirigentes, de manera maliciosa, con sofismas de distracción en sus discursos de afirmar en sus discursos que AQUÍ NADA PASA.

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