Por Eduardo Frontado Sánchez

El concepto de liderazgo es uno que ha sido objeto de innumerables definiciones y perspectivas a lo largo de la historia. Sin embargo, para muchos, la definición de liderazgo expresada por John Maxwell resuena de manera especial: «Los buenos líderes lo son NO por su poder, sino por su habilidad de motivar a otras personas». Esta frase cobra aún mayor relevancia en los tiempos actuales, marcados por la pandemia del COVID-19, que nos ha llevado a reflexionar sobre nuestra humanidad y la necesidad de liderar nuestras vidas para poder ayudar a otros.

Durante los últimos 10 años, he dedicado mi labor a hablar de inclusión y diversidad, convirtiéndome en un conferencista que aborda estos temas desde mi propia experiencia personal. He aprendido que un verdadero líder es aquel que puede transmitir una perspectiva de la vida más humana, sin caer en la lástima o la misericordia, sino en el empoderamiento y la inspiración.

Los desafíos del presente nos invitan a reencontrarnos con lo humano y lo esencial. Como empresarios y líderes, es imperativo cambiar nuestra óptica y convertirnos en personas cercanas, pensando en los demás y utilizando el liderazgo como una herramienta de influencia positiva en el mundo que nos rodea. La tecnología y el conocimiento pueden ser valiosas herramientas, pero solo serán verdaderamente útiles si van acompañadas de un liderazgo genuino que provenga de nuestro interior y se extienda hacia afuera.

Para lograr un mundo más inclusivo y libre de prejuicios, debemos liderar nuestras propias vidas con responsabilidad y compasión. En este viaje, es fundamental aprovechar los avances tecnológicos y el conocimiento que nos brinda la era actual, pero siempre manteniendo la premisa de que lo humano es nuestra identidad y lo diverso es lo que nos une. La sociedad enfrenta un llamado inherente y urgente a no perder nuestra esencia humana y a liderar un cambio profundo desde el corazón.

Es momento de reconocer que el liderazgo no se trata solo de asumir cargos de poder, sino de empoderar a los demás, de motivar desde el ejemplo y de crear un entorno donde todos puedan desarrollarse plenamente. Es el momento de abrazar la diversidad, valorando las diferencias y trabajando juntos para construir un futuro mejor.

El liderazgo humano no es solo una cualidad para unos pocos, es una capacidad innata que todos podemos desarrollar. Al liderar nuestras vidas de forma consciente, nos convertimos en agentes de cambio y, a su vez, inspiramos a otros a hacer lo mismo.

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