Por Eduardo Frontado
Siempre he sostenido firmemente que las adversidades deben ser transformadas en oportunidades de crecimiento, madurez y, a menudo, en la manifestación de talentos excepcionales, para la construcción de una plataforma firme y respetuosa para relacionarme con el entorno, conjugando métodos distintos. La mayor adversidad que he encontrado en una relación ha sido entender que las formas de querer pueden ser muy diversas, inclusive desde la crítica puede haber una manifestación de amor.
Durante mi travesía, mi padre, Harry Frontado ha sido un factor determinante en mi desarrollo, enseñándome cómo el mundo percibe lo que es poco convencional y, específicamente, cómo se trata a las personas con habilidades distintas. Ha actuado como un traductor de las posturas de las personas y las distintas reacciones ante algo que no pueden explicar ni entender.
He comprendido, en el caso de mi padre, que sus acciones provienen del miedo interno a relacionarse con un hijo que no encaja en los estándares establecidos. Pero que, en lugar de convertirse en una barrera para mi crecimiento, sus palabras se convirtieron en un estímulo para fortalecerme, seguir adelante y demostrar al mundo de qué estoy hecho.
La libertad que disfruto hoy en día, gracias a él, me ha permitido hacer lo que deseo y tener como misión de vida ayudar a otros y dejar una huella en la sociedad. Me ha dado todo el apoyo económico necesario para la búsqueda del camino y la vocación de servicio que deseo desarrollar.
En la actualidad, considero que soy uno de los pilares fundamentales que él tiene para reflexionar, sobre todo, en cuanto a lo que una persona con habilidades distintas puede lograr. Creo que el mayor aprendizaje de nuestro recorrido juntos, padre e hijo, es que no se debe juzgar a los demás según tus propios pensamientos o deseos, sino por lo que esas personas realmente son.
No puedo concluir este artículo sin expresar mi gratitud hacia mi padre, por permitirme gestionar mi diferencia y equivocarme o avanzar según mi propio criterio, y transformar su particular estilo en un camino de crecimiento personal, mental, espiritual y emocional.
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