Son capaces de entender probabilidades estadísticas y actuar en consecuencia para su beneficio, un comportamiento que solo se había demostrado en humanos y primates

El kea es una especie de loro de Nueva Zelanda que lleva asombrando a los científicos durante décadas debido a su mente; no en balde, con frecuencia se refieren a él como «el ave más inteligente del mundo». El Nestor notabilis, que mide aproximadamente medio metro de largo y tiene un plumaje verde, es capaz de usar objetos de la naturaleza para conseguir comida, actuar en grupo para lograr sus objetivos o resolver problemas tras un análisis previo. Ahora, un grupo de investigadoras han observado una nueva habilidad que se creía única en humanos y primates: puede actuar barajando probabilidades.

El estudio, publicado en la revista « Nature Communications» y firmado por las investigadoras de la universidad de Auckland (Nueva Zelanda) Amalia Bastos y Alex Taylor, desgrana cómo ambas realizaron una serie de experimentos diseñados para comprobar la comprensión estadística de los loros. De hecho, utilizaron las bases de investigaciones anteriores llevadas a cabo con bebés y primates. «Son los animales más inteligentes que jamás he conocido y tienen increíbles personalidades», explica Bastos, quien junto a su compañera entrenó a seis de estas aves para asociar el color negro con una recompensa y, por el contrario, el color naranja sin premio.

Tres experimentos sorprendentes

Así, se llevaron a cabo tres experimentos. En el primero, se introdujeron fichas mezcladas de color naranja y negro en dos botes. El seleccionador escogía una pieza con cada mano detrás de una pantalla, sin que el animal pudiera ver nada. En más de la mitad de las ocasiones, los keas escogían la mano que había escogido en el bote con más fichas negras. Lo mismo ocuría si llenaban los botes con mayor probabilidad de recompensa a la mitad.

Después, colocaron una barrera horizontal en el centro de cada recipiente y colocaron más fichas negras en el primer tarro, sección superior. «Los loros comprendieron la barrera física y se fijaron en la parte superior, obviando el resto de las porciones», explica Bastos.

Por último, probaron con dos seleccionadores distintos escogiendo de dos tarros y la mayoría de las veces prefirieron a la persona que anteriormente había demostrado un «sesgo» al ofrecer más veces piezas con premio (es decir, negras).

«Anteriormente, solo los humanos y los grandes simios se han mostrado capaces de una verdadera inferencia estadística. Mostrar este tipo de proceso cognitivo complejo de orden superior en un pájaro puede ayudarnos a comprender la historia evolutiva de esta capacidad», explican las investigadoras, quien continuarán estudiando otros posibles comportamientos «aventajados» de los inteligentes kea.

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