Por Eduardo Frontado Sánchez

En una tarde reciente, me dirigí al cine con expectativas de ver la tan comentada película «Barbie». Los rumores apuntaban a que esta película no solo entretenía, sino que también transmitía un mensaje valioso, uno que dejaría al público con una sensación de aprendizaje. Sin embargo, mi experiencia con la película me lleva a cuestionar si el éxito en taquilla se debe únicamente a estrategias de mercadeo y reconocimiento de marca.

En mi perspectiva, la cinta ha logrado captar la atención por razones comerciales y de imagen, pero a nivel social, ¿necesitamos realmente que una película resalte aún más las desigualdades de género o que se burle de las mismas? Vivimos en un mundo donde la aceptación de la diversidad sigue siendo un reto. En lugar de exaltar las diferencias y desigualdades, deberíamos abogar por la educación y el respeto mutuo. Comprender que cada individuo tiene un lugar en la sociedad es esencial para construir una trama social diversa y cohesionada.

Es infortunado que en pleno siglo XXI, se sigan perpetuando estereotipos de género y desigualdades arraigadas desde hace décadas. Mi convicción personal es que tales actitudes representan un valor contrario a la evolución de la sociedad, un antivalor. Las mujeres, al igual que los hombres, poseen atributos y virtudes que los hacen valiosos. La belleza, por ejemplo, no se reduce al aspecto físico, sino que está íntimamente ligada a los sentimientos y el potencial para catalizar un cambio positivo.

Hablar de machismo y desigualdad de género no enriquece a la sociedad, sino que la empobrece. Somos seres humanos con la responsabilidad de contribuir positivamente al mundo que habitamos. Si aspiramos a ser agentes de cambio, debemos internalizar la importancia de educarnos y promover la diversidad en vez de socavarla. En un entorno donde lo humano es lo que nos define, la diversidad es lo que nos une y fortalece.

En lugar de enfocarnos en los aspectos negativos, debemos celebrar las cualidades positivas que cada individuo aporta a la trama social. La construcción de una sociedad igualitaria y respetuosa depende de la promoción de valores como la tolerancia, el respeto y la apertura hacia la diferencia.

Personalmente, la película «Barbie» puede haber tenido éxito en términos de taquilla y mercadeo, pero su enfoque en la desigualdad de género y la burla a estereotipos tradicionales plantea cuestionamientos acerca de su contribución al cambio social. Si anhelamos una sociedad que valore la diversidad y promueva la igualdad, debemos optar por mensajes fructíferos y educativos, construyendo un futuro donde cada individuo sea visto por su valor intrínseco y no por las limitaciones impuestas por la sociedad.

También puede leer:

Please follow and like us:
Wordpress Social Share Plugin powered by Ultimatelysocial