“En nombre de los periodistas, que con su sacrificio, honestidad y ética buscan trabajar por la grandeza de Colombia y su gente, me permito presentar excusas y solicitar el perdón del pueblo colombiano por la acción de algunos colegas que se han puesto a disposición de intereses políticos, económicos y de otra índole, desinformando al país”, dijo Víctor Hugo Lucero, presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) en su discurso en la ceremonia de “La noche de los Mejores”.
“Es la oportunidad para llamar a la reflexión de los periodistas que en algunas ocasiones nos creemos seres superiores y evadimos la autocrítica de nuestro oficio”, agregó en sus palabras ante unas mil personas que asistieron al Teatro Cafam, al norte de Bogotá.
Recordó también que “el buen periodista es ante todo, buena persona, es un principio que nos dejó en su legado el abanderado de la ética periodística colombiana, Javier Darío Restrepo, quien hizo parte del Círculo de Periodistas de Bogotá. Una de sus frases de combate fue: “toda información demanda del periodista el ejercicio de su compromiso con la verdad, de su independencia y de su responsabilidad con la sociedad”.
Dijo también que “la libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inherente, a todas las personas”.
Ante la situación de violencia manifestó que en Colombia en las últimas décadas del siglo pasado, denunciamos el riesgo en que se hallaba el periodismo debido a los ataques de agentes externos, como el narcotráfico, la corrupción, y los actores del conflicto. «Los grupos armados de extrema derecha, especialmente, lograron silenciar la prensa mientras ellos cometieron atrocidades que sólo después del 2006, con su desmovilización, el país comenzó a conocer con horror, como los hornos crematorios de Norte de Santander y que, casi veinte años después, aún nos sorprenden, como ocurrió hace pocas semanas con la revelación de que esos grupos fabricaron embutidos con la carne humana de sus víctimas de la cárcel Modelo”.
Puntualizó al señalar, precisamente, que esa noticia coincidió con el asesinato del colega Mardonio Mejía Mendoza, Director de la emisora comunitaria Sonora Estéreo, baleado el pasado 24 de enero en la puerta de su casa del municipio de San Pedro, Sucre.
“Con el de Mardonio Mejía Mendoza, hemos asistido al funeral de unos 160 periodistas en los últimos 35 años. También se acercan al centenar y medio los periodistas amenazados. No pocos se han tenido que ir del país.
Simultáneamente, después de dos o tres años de relativa tranquilidad, los nuevos actores armados ilegales más ligados al narcotráfico, han vuelto a ocupar espacios, sumiendo en la desinformación a estas regiones y a sus habitantes”, manifestó.
“Los periodistas no estamos contando lo que ocurre en buena parte de la geografía nacional. Poco o nada sabemos de lo que está ocurriendo en zonas como parte del Cauca y Nariño, el litoral pacífico o el Catatumbo, para mencionar solo algunas. Es decir, aunque la dinámica y los actores del conflicto, han cambiado los riesgos, especialmente para los periodistas regionales que quieren hacer su trabajo de manera honesta, siguen siendo iguales o más graves que en las dos primeras décadas del nuevo milenio.
Los periodistas de las regiones olvidadas de Colombia reclaman dignidad a través de fuentes de empleo, donde puedan ejercer un periodismo ético, responsable que les permita decir la verdad”, señaló ante una audiencia no sólo del teatro sino de los espectadores de Canal Capital y redes sociales.
“A esto hay que sumarle el evidente desinterés de buena parte de los grandes medios por invertir tiempo y recursos en la producción de géneros periodísticos, como la crónica o el reportaje, que permiten analizar, contextualizar y entender los fenómenos, mientras gana espacio la información (o desinformación) de las redes sociales, la noticia con una sola fuente, o lo que hoy podemos denominar el periodismo selfie”, dijo.
Hizo un llamado a todos los colegas a participar de manera activa en el gremio e invitó a los periodistas del país a levantar las barreras que nos están destruyendo, y a construir puentes para hacernos grandes y libres.
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