Por Hernán Olano García

Hace poco, el Congreso de la República aprobó la Ley 2505 del 28 de julio de 2025, que declara oficialmente al municipio de Armero como Bien de Interés Cultural de la Nación y al Volcán Nevado del Ruiz como Patrimonio Natural de la Nación. Esta normativa surge justo cuando se acercan los cuarenta años desde la devastadora tragedia ocurrida el 13 de noviembre de 1985, que cobró la vida de aproximadamente 25.000 personas tras la erupción del volcán y la avalancha de lodo y escombros.

En 1990, mi trabajo de investigación acción participativa IAP, para obtener, junto con los preparatorios mi título de abogado trató sobre el tema de los damnificados de Armero y, años más tarde, conocí y fui amigo del educador, ya desaparecido, Gerney Ríos González, a quien le hubiese gustado ver esta ley materializada.

La iniciativa liderada por el senador caldense Guido Echeverri Piedrahita, con respaldo de bancadas de Caldas y Tolima, responde a una firme intención: transformar el dolor en acción, y esa región marcada por la tragedia en un símbolo de memoria, prevención y resiliencia.

Uno de sus pilares más visibles es la creación de un Centro de Memoria Histórica en Armero, que debería llamarse “Gerney Ríos González”, concebido como un espacio de exposición, investigación, sensibilización y educación permanente sobre la catástrofe, así como sobre los procesos de gestión del riesgo ante desastres naturales. Así mismo, se propone la formación de guías turísticos especializados, capaces de acompañar visitantes en recorridos conscientes, que destaquen no solo la historia de la tragedia, sino también la riqueza cultural y ambiental que aún late en esa región.

La ley también pretende instaurar programas educativos coordinados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, para integrar en los planes educativos nacionales la enseñanza sobre gestión del riesgo y las lecciones aprendidas del desastre de 1985.

Entre las acciones contempladas, se contempla el impulso de turismo comunitario y sostenible en Armero y sus alrededores, con estrategias vinculadas a los departamentos de Tolima y Caldas, que tengan en cuenta los valores simbólico, ambiental y cultural del territorio. La idea es reposicionar la región no como una herida abierta, sino como un destino de memoria y desarrollo: con visitas respetuosas, rutas ambientales, senderos y experiencias que incluyan el volcán, la biodiversidad y las comunidades locales.

En este marco, el Nevado del Ruiz se redefine como Patrimonio Natural de la Nación, reconociendo no solo su dimensión geológica y ecosistémica, sino su papel como epicentro de una lección histórica irrepetible.

Esta norma consolida un continuum legal que ya había iniciado con la Ley 1632 de 2013, la cual estableció medidas para rendir homenaje a Armero, promover su memoria histórica y apoyar el desarrollo del municipio y sus sobrevivientes. La Ley 2505 va más allá: no solo rinde homenaje, sino que activa vías institucionales concretas que permitan una reconversión territorial, donde Armero se convierta en símbolo vivo de resistencia, cultura y prevención.

Declarar a Armero como patrimonio cultural y al volcán como patrimonio natural representa un acto de justicia histórica pero también una estrategia de futuro. Es un acto de reparación simbólica para las víctimas y sus familias, pero sobre todo una llamada nacional a repensar la relación con el territorio, el riesgo y la memoria colectiva.

Armero ya no será únicamente un nombre asociado al llanto. Ahora se erige como territorio de memoria, resiliencia, educación y desarrollo. Un recordatorio permanente de por qué la prevención debe estar en el corazón de nuestra identidad y acción nacional.

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