En el marco de la COP30, el evento decisivo que se está realizando y que busca acelerar la implementación del Acuerdo de París, incentivando la toma de decisiones sobre la acción climática global. La economía circular juega un papel protagónico, teniendo en cuenta su fundamentalidad para procesos como la transición energética limpia y la electrificación, el mejor aprovechamiento de los recursos y la regeneración de la naturaleza.

Si bien la transición energética es crucial para lograr los objetivos climáticos, se debe hablar de un tema imprescindible para que esto ocurra, y es la preservación y optimización de los minerales críticos. 

Ante lo anterior, la Fundación Ellen MacArthur ha venido impulsando una iniciativa que tiene como objetivo evidenciar la importancia de la economía circular para el cuidado y la disminución del uso de minerales críticos vírgenes, teniendo en cuenta que si no se toman medidas de raíz, la demanda superará pronto a la oferta.

“Los minerales críticos son esenciales para la transformación tecnológica, desde la electrónica y la inteligencia artificial hasta la energía, las baterías y el transporte. Una economía circular para los minerales críticos disociaría estas transiciones – en particular, la energía y las transiciones digitales – de la extracción vírgen y la fragilidad de la cadena de suministro”, afirmó Wen-Yu Weng, Directora Ejecutiva de Minerales Críticos en la Fundación Ellen MacArthur.

La transición hacia la energía limpia y la electrificación de la economía global, pasando de tecnologías basadas en combustibles a alternativas eléctricas que utilizan muchos materiales, impulsará un aumento de cinco veces o más en la demanda de minerales esenciales, como litio, cobalto, níquel, cobre y elementos de tierras raras, para 2040, en algunos escenarios.

Lo anterior supone el reto y la necesidad de aumentar el suministro de estos minerales con la rapidez suficiente para satisfacer la creciente demanda, pues según EMF, para 2035 esta será mucho mayor que la oferta. 

“Para satisfacer la demanda de energía limpia y los requisitos del sistema eléctrico, es necesario ampliar los enfoques de economía circular que reducen la dependencia de los minerales críticos vírgenes y complementarlos con inversiones mineras responsables. Las estrategias de economía circular pueden ayudar a cerrar esta brecha y crear cadenas de suministro seguras y resilientes para los minerales críticos”, añadió Weng.

En Colombia, según la información de matrículas suministrada por el Registro Único Nacional de Tránsito (RUNT), entre enero y septiembre de 2025 se matricularon 12.366 vehículos eléctricos nuevos, representando un incremento del mercado del 170% respecto al mismo periodo del año 2024. 

Así mismo, en este mismo periodo de tiempo, los vehículos híbridos registraron 46.352 unidades más, con un crecimiento del 63,1% respecto al 2024.

Las estrategias de economía circular buscan remodelar los sistemas, las cadenas de valor y los productos mediante el diseño sin residuos, el uso prolongado de los productos y materiales y la regeneración de la naturaleza.

Al eliminar los residuos y mantener los productos y materiales en su máximo valor, una economía circular para las baterías de los vehículos eléctricos puede ayudar a reducir la demanda de minerales críticos y aumentar la resiliencia frente a la volatilidad de los precios y las interrupciones en la cadena de suministro. Este enfoque también tiene el potencial de reducir significativamente las emisiones en la cadena de suministro de baterías para vehículos eléctricos. 

“Trabajar en este modelo para preservar los minerales críticos es de carácter urgente. Se prevé que para 2030, se generen más de 11 millones de toneladas de residuos de baterías de vehículos eléctricos al año. Si trabajamos con ellas podemos realizar un gran impacto, pues las baterías de segunda vida pueden prolongar la vida útil entre 5 y 10 años”enfatizó Weng. 

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