El humor no es solo una distracción de la preocupante realidad que estamos viviendo, sino una muy buena estrategia para mantenerse sanos dice Michael Miller, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland.

“El tener un buen sentido del humor es una manera estupenda de aflojar el estrés y la ansiedad y ponerle un sentido de normalidad a los tiempos turbulentos. Demasiado estrés aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares, incluyendo ataques al corazón o derrames cerebrales”

La risa libera óxido nítrico, un químico que relaja los vasos sanguíneos, reduce la presión arterial y disminuye riesgos de trombos. Y no solo eso, estudios epidemiológicos han demostrado que una dosis de buen humor se asocia con una vida más sana y plena en general.

Armado con el conocimiento venido de investigaciones, Miller les receta a sus pacientes una buena dosis de risa. No esa que es solo, jaja, sino una “risa fisiológica profunda, que dispara alegría y relajamiento”.

Sophie Scott, neurocientífica del Universtity College of London dice que la risa ha demostrado que puede reducir las hormonas del estrés, el cortisol y la adrenalina y aumentar los niveles de las deliciosas endorfinas.

También parecen darse beneficios cognitivos. Mirar un video chistoso lleva a mejoras en la memoria de corto plazo en los adultos mayores y mejora su capacidad de aprendizaje, según investigaciones de Gurinder Singh Bains.

Quizá lo más importante por estos días, tener un buen sentido del humor le ayuda a las personas a navegar circunstancias adversas, dice George Bonanno, profesor de psicología clínica en la Universidadd de Columbia.

En un estudio, Bonanno entrevistó a mujeres jóvenes que habían sido víctimas de abuso sexual y estudió sus expresiones faciales. “Aquellas que se las arreglaron para reírse o sonreír durante la entrevista tuvieron una probabilidad mayor de que en los dos años siguientes hubieran superado el episodio que las que no lo hicieron. El humor frena las emociones negativas y nos da una perspectiva diferente, permitiéndonos ver que algunas de las cosas malas que nos pasan son más desafíos que amenazas”, dice Bonanno.

Megan Werner, psicoterapeuta, usa con sus pacientes, adolescentes miembros de pandillas, una estrategia que, en lugar de desechar una situación dolorosa, la convierte en algo tan absurdo que solo provoca risas. “Eso libera la ansiedad y permite acercarse a situaciones que parecían inabordables. Le quita el poder al trauma y ayuda a vencerlo”.

Aumentar las dosis de humor se ha integrado a las prácticas médicas de la Clínica Mayo, dice Kari Phillips. Después de observar cientos de encuentros clínicos descubrió que el humor aparece unas dos veces en un encuentro de media hora. Para romper el hielo o aliviar el impacto de una charla médica difícil.

“Encontramos que introducir el humor resultó en una comunicación más cálida y segura médico-paciente”.

Y en estos tiempos de la pandemia precisamente, cuando podría resultar impensable en medio del caos, resulta que la práctica del humor ayuda por igual a los pacientes y a los médicos y trabajadores de la salud sobrepasados.

Claro que debe fluir de manera natural. Si se establece empatía, el humor no sale forzado, pero si no hay conexión emocional y se suelta un chiste la cosa no funciona y puede ser terrible.

Michael Miller, MD | Cardiologist specializing in Preventive Cardiology in  Baltimore | University of Maryland Medical System
Michael Miller, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland

Es el caso de un médico que le dijo como una forma de acercamiento a un paciente que veía por primera vez, “al menos no es cáncer”, a lo que el pobre paciente contestó, “doctor, es que sí lo es”.

Otros chistes que pueden ser más dañinos que benéficos, son los que en su pretensión de agradar usan la burla o edulcoran los padecimientos o el dolor. Por ahí solo se ocasiona daños.

A pesar de las meteduras de pata (los payasos para los niños que más bien los asustan), algunos hospitales han iniciado programas formales de humor, ayudados de libros y videos.

La risa es un comportamiento exclusivo de los humanos, con unas características que involucran la participación de casi todos los elementos funcionales del organismo.

En una preciosa película que cuenta los viajes de un grupo de humanos ancestrales buscando el fuego, la escena donde la risa es enseñada por una mujer venida de otro grupo que ya la conocía, es magistral. La risa se define como un paso evolutivo importantísimo en el camino a ser humanos.

Desde el punto de vista psicológico existen distintos tipos de risa. Algunos son unificadores, aumentando la compenetración y el entendimiento, incrementando la comunicación, llevando al bienestar y la armonía. Otros tipos de risa pueden verse como creadores de división, antisociales. El más frecuente, más reconocido y asociado a la condición humana es el que sale del humor, la llamada Risa Alegre.

La risa alegre tiene muchos y diversos factores biológicos funcionando al tiempo, sobre todo los venidos del sistema respiratorio y muscular. La ciencia la considera una actividad fisiológica por naturaleza, un proceso dinámico.

Los estudios científicos de la fisiología de la risa han sido más bien escasos hasta hace poco. Los resultados indican que la risa alegre actúa de manera directa en el sistema nervioso central y/o en el autónomo. Tal vez por eso, las carcajadas incontrolables acaban en una carrera precipitada al baño, a hacer pipí.

Se ha establecido que la risa consiste en un número infinito y mezclado de patrones de expiración, inspiración con algunas pausas, cada uno de duración, intensidad y secuencia variables. La presión intraarterial sube de forma leve, fluctúa, y vuelve a la normalidad cuando cesa la risa, aunque también puede bajar.

Los beneficios para la salud física y mental ya anotados al inicio son muy grandes, una suerte de medicina para los sinsabores, los malos ratos, las incertidumbres, las inseguridades, el sistema cardiovascular, el hormonal.

Y si de reírse se trata, qué mejor que ver en las omnipresentes noticias la actuación cotidiana del payaso mayor que ha producido el abyecto mundo del espectáculo y la nociva política destructiva.

Por: Josefina Cano – elmundoalinstante.com

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