Santiago de Compostela fue declarada en 1985 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, al considerar que a su belleza urbana y a su integridad monumental se añadían los profundos ecos de su significación espiritual como santuario apostólico y destino del más importante movimiento religioso y cultural de la Edad Media: la peregrinación por el Camino de Santiago.

Además de su inponente catedral, la cripta de Santiago, sus plazas, sus museos, sus parques, sus edificaciones, sus calles, sus ventas, sus artistas, Santiago de Compostela tiene millares de miradores para captar las mejores fotografías.

«Al igual que Roma, Santiago de Compostela nació entre colinas. Algunas de ellas pasaron con el tiempo a formar parte esencial del área metropolitana, otras siguen ejerciendo su antigua función de límites y bastiones de la ciudad. Entre todas componen un horizonte urbano sinuoso, de gran riqueza paisajística y son miradores naturales, balcones privilegiados sobre la ciudad«, dicen en la oficina de turismo de la ciudad.

Cientos de personas hacen cualquiera de las diez o más rutas posibles para llegar a la ciudad. Unos van en peregrinación cumpliendo sueños, anhelos, retos y con el fin de encontrar en su interior la paz que han anhelado. Otros, simplemente, llegan de turistas para apreciar la arquitectura, los paisajes, apreciar cada uno de los monumentos o para degustar la bondadosa carta gastronómica que tienen por doquier.

«Santiago cuenta con una histórica tradición de acogida; buena muestra es la oferta hotelera que permite la estancia de miles personas repartidas entre los más de 120 establecimientos distribuidos entre los pequeños hoteles con encanto de la zona vieja y los nuevos alojamientos de reconocidas cadenas, que se han asentado en los últimos años en la ciudad y que continúan propiciando la expansión del sector en Compostela», explica Pitusa Fariña Reboredo de la Dirección de la Xunta de Galicia.

Santiago es para mirar y admirar cada segundo.

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