Por Guillermo Romero Salamanca

Ella dice que el canto lo lleva en sus genes y que aún siente la fuerza del África dentro de su corazón. Desde muy pequeña entona cantos en bantú. Son melodías que hablan de la naturaleza, del sol, las estrellas, del trabajo, de la luz, de la libertad, de la alegría o del amor.

Ella es Betilsa Barrios, quien se pavonea por Cartagena siempre cantando o mostrando su sonrisa de oreja a oreja.

La quieren y la respetan en la ciudad amurallada. La bautizaron como “la primera dama de la champeta”, aunque, a decir verdad, domina varios ritmos, compone y canta. A veces, cuando deambula por las callecitas o por las playas le llega a la mente la inspiración.

Ella dice que todo viene de sus ancestros, de su África del alma.

“A veces cuando miro un documental sobre el África, muy dentro de mí me dice que yo ya estuve allí. Siento su fuerza, sus colores, sus canciones, sus tambores, sus gritos, pero sobre todo su alegría”, cuenta Betilsa, una mujer que lleva más de cuarenta años cantándole a la vida.

“Dicen que la historia la escribe quién sale victorioso, pero a ciencia cierta África fue el continente que transformó a América, no fue el europeo que simplemente vino a llevarse las riquezas. Nuestros antepasados convirtieron estas tierras en campos de trabajo en la agricultura, trajeron su cultura, su gastronomía y sus canciones con esos poderosos tambores de madera y cuero. Los africanos supieron cuidar la tierra –porque eso hicieron por siglos—y se entendieron con los nativos”, comenta ahora Betilsa.

Es una artista permanente y no para de hacer música. Está feliz porque le han hecho reconocimiento en distintas partes del país. “Me llamaron de la Radiodifusora Nacional para hablar de champeta y de mis inicios”, cuenta ahora con orgullo.

La primera dama de la champeta, promueve ahora dos temas: “Mae mi”, que significa “Mi madre” y “Asinaria” que se traduce como “Buenos días”, compuestos por la propia Betilsa Barrios.

La productora es la destacada productora Nuris De la Cruz.

–¿Cree que la gente entiende sus cantos en bantú?

–Desde luego. He tenido maravillosas experiencias con personas de República Dominicana, Jamaica, Panamá, Venezuela y de nuestras regiones negras y la sienten, las comprenden, las viven…A ellos les llega el recuerdo de un abuelo o un familiar entonaba también estos ritmos en bantú. Quizá ahora por la modernización y la desculturización de nuestros pueblos quieren limitarnos a unos ritmos que no son nuestros, pero persistimos.

–¿Por qué dice que África hoy más que nunca en América?

–Porque está presente en todas sus expresiones. Si hablamos de comida, muchos de sus platos tienen esencia africana, lo mismo pasa con la ropa, las tradiciones y qué no decir de la música. Decenas de ritmos provienen de allá. En nuestra Colombia recordamos la cumbia, el mapalé, el porro, el cumbión, pasando por vallenatos, merengues, parrandones y otros géneros que se desprenden de esos sonidos de tambores africanos.

–¿Por qué lleva ese guante en su mano izquierda?

–El guante es una demostración de lucha y lo hago en homenaje por la cantidad infinita de negros que han entregado sus vidas, en la conquista, en sus sueños de libertad, en la guerra por la opresión, pero también por todas aquellas mujeres negras que han sufrido, que han sido desplazadas, abandonadas por el Estado y que padecen todas las consecuencias de la guerra, no sólo en Colombia, sino en el mundo entero. Es mi manera de decir, “estoy presente” y que cuando las personas que me escuchen o me vean en tarima recuerden también que llevamos una herencia fuerte. De pronto alguien también puede hacer una oración por tanta gente que ha sufrido.

–¿Qué es la música para Betilsa?

–Es mi sangre. A veces voy por la calle y se me viene a la mente una canción o, simplemente, me inspiro en algo y comienzo a cantar. De pronto alguien por ahí me hace el coro. Lo mismo me sucede en los buses o en los encuentros de familias o de barrio. La música es el alma del cuerpo. Recuerda que a Dios le agrada que le canten también. Cuando una persona está triste, definitivamente se alegra con canciones y bueno, ese es mi destino, alegrar a la gente. Así lo he hecho toda mi vida, desde la escuela y desde cuando me invitaron a cantar en una tarima. Ese es mi destino y así lo haré siempre.

–La reconocen como La Primera Dama de la champeta

–La champeta es una expresión musical de pleno sentimiento que reúne montones de ritmos caribeños, pero, en definitiva, es un movimiento más de nuestra África del alma. Llevo más de 25 años cantando, componiendo en ritmos de champeta. Ha sido un esfuerzo permanecer y sobre todo dar a conocer estas canciones. Al principio fue muy difícil porque nos miraban con rareza. Ahora las personas las comprenden y recibimos mensajes de Jamaica, Venezuela, República Dominicana, Panamá…Pero nos quedamos con el cariño de nuestra gente de Cartagena y el caribe colombiano.

–¿Cuál es su mensaje a los jóvenes de hoy?

–Que sean alegres de verdad, pero construyendo, que tengan siempre presente su pasado, que valoren la fuerza espiritual que llevan dentro, que canten con emoción y que bailen como les indiquen los pies.

–¿Está enamorada?

–Claro. Todos los días encuentro el amor en el aire, el sol, las estrellas, en mi Cartagena hermosa. Muchas personas tienen que hacer inversiones millonarias para visitar a esta tierra y se admiran con sus castillos, sus playas, sus arenas, su gente, sus canciones y pues yo vivo y quiero a mi tierra porque es, de verdad, única, preciosa. El amor es la esencia de la vida.

–¿Qué haría un día sin música?

–Eso es imposible. Así esté acostada o descansando, con las manos voy marcando una canción y así la entone mentalmente, ahí va la música. Cuando era niña jugaba con los cubiertos y le daba golpes a la mesa o a los platos y así marcaba un compás e iba cantando. En el colegio me pasaba lo mismo con el pupitre y bueno, quienes me han visto en la tarima, saben cómo soy yo, con mis canciones.

–¿Ha llorado?

–Infinidad de veces. Soy una llorona empedernida. Lloro por las injusticias, por ver a tanta persona que sufre. En este último año perdí a dos seres muy queridos para mí, mi hermana y mi sobrina. Pero, en medio de mi nostalgia, con lágrimas en las mejillas, les compuse mis canciones y las despedí cantando. Es mi manera de expresar mis sentimientos.

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