Durante más de 25 años Fernando Jaramillo trabajó sin descanso escribiendo, componiendo, atendiendo llamadas de alcaldes que le querían para sus fiestas, enviando cartas para los clubes sociales y atendiendo a decenas de periodistas y medios de comunicación.

Más de 300 ejecutantes, vocalistas, bailarinas, compositores, arreglistas, sonidistas y oficinistas tuvieron empleo gracias a la gestión de Fernando Jaramillo.

Fernando nació el 21 de abril de 1951 en Popayán y no tendría los 20 años cuando determinó llevar su talento por todo el país, montando grupos, participando en orquestas como pianista y dando ideas acá y allá. Formó parte de Los 8 de Colombia y en 1983 armó “Los Tupamaros”. Le puso letra a “El Corrosco” y así ingresó como compositor a Sayco y luego con su versión tropical de “Esperanza” de Ibarra y Medina.

Bajo su dirección “Los Tupamaros” ganaron cinco Congos de Oro en el Carnaval de Barranquilla, premios en Estados Unidos, Australia y de la Asociación Colombiana de Periodistas del Espectáculo, ACPE.

El maestro de Sayco Fernando Jaramillo Paredes.

UN DIRECTOR EXIGENTE

Al notar que se acaban los musicales en televisión, Fernando adquirió un espacio en el Canal Uno y allí, los sábados en la tarde oficiaba como presentador, entrevistador y animador, entregando las noticias de su orquesta, de las próximas presentaciones y de los nuevos videos.

Dirigió con un estilo propio. Exigió como quien más a los vocalistas para que le llevaran al público nuevas coreografías y cada semana atendía a jóvenes cantantes o a músicos que le llevaban propuestas de bailes o de letras.

Fernando era un anfitrión sin igual. Atendía con anécdotas, pasabocas y el buen güisqui se repartía en sus atenciones, pero nunca bebió una copa de licor.

Los médicos recomiendan que para cuidar el corazón no se debe beber ni fumar. Fernando les obedeció, pero a sus 62 años, el 15 de enero del 2014, luego de una apretada agenda de actuaciones por el país, el aparato que mueve las corrientes sanguíneas le jugó una mala pasada.

Sufrió bastante cuando tuvo que enfrentar judicialmente a exempleados suyos que montaron orquestas con remoquetes como “Los extupamaros”, “Los Tupamaros del ayer”, entre otros.

Le parecía ilógico que a quienes había convertido en artistas lo demandaran y trataran de robarle el nombre de su agrupación por la que tanto se desvivía.

Le fascinaba tener mastines y en las tardes se le veía pasearlos por los alrededores de su casa. Mantenía publicaciones sobre el cuidado de los canes y uno de sus temas preferidos era hablar sobre los animales.

La legendaria orquesta es famosa por éxitos conocidos como “La Chica Gomela”, “Cachete, pechito y ombligo”, “La Brujita”, “La Pulguita”, “Los amores de Petrona”, “Llora corazoncito”, entre otros y mantiene el legado musical de su gran director.

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