Por Guillermo Romero Salamanca

¿Cómo definir a una madre? Es la reunión de millones de palabras en una sola para expresar el amor y la entrega. Pensadores, filósofos, sabios, proverbios, políticos, científicos han expresado sus pensamientos para hacer una enunciación sobre lo que ellas representan.

Les han hecho canciones, libros, poemas, estudios, análisis, pero aún no han logrado acertar con la definición perfecta.

Para el poeta trágico griego, autor de obras como Antígona y Edipo Rey dice que “los niños son las anclas de la vida de una madre”.

El escritor francés Honorato de Balzac comentó: “El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás el perdón”.

La cantante cubano americana Gloria Estefan dijo: “La maternidad es difícil y gratificante”.

Para el escritor chino Lin Yutang, “de todos los derechos de una mujer, el más grande es ser una madre”. También manifestó: “El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno”.

La presentadora y entrevistadora Oprah Winfrey contestó la pregunta en una oportunidad: “La biología es lo más pequeño que hace a alguien una madre”.

La escritora británica Mary Anne Evans Nuneaton empleaba el seudónimo George Eliot escribió que “la vida comienza al levantarme y amar la cara de mi madre”.

Para la actriz italiana Sophia Loren, “una madre, nunca está sola en sus pensamientos. Una madre siempre piensa dos veces, una por sí misma y otra por su niño”.

“Recuerdo las oraciones de mi madre y me han perseguido toda la vida. Se han aferrado a mi toda la vida”, decía el presidente norteamericano Abraham Lincoln y manifestó también: “Ningún hombre que tenga una madre piadosa es pobre” y agregó: “Todo lo que soy, y espero ser, se lo debo a mi madre”.

“Los sonidos más dulces dados a los mortales son los de la madre, del hogar y del cielo”, explicó el poeta William Goldsmith Brown.

Helen Steiner Rice fue una escritora estadounidense de poesía religiosa e inspiradora y escribió: El amor de una madre es paciente y perdona cuando todos los demás abandonan, no falla o flaquea, incluso cuando el corazón está roto”.

La princesa Diana de Gales manifestó: “Los brazos de una madre son más reconfortantes que los de cualquier otra persona”.

“Una buena madre vale por cien maestros”, redactó el poeta, orador y sacerdote inglés George Herbert.

Un proverbio chino dice que “solo hay un niño bello en el mundo, toda madre lo sabe”. Y otro dice: “Cien hombres pueden hacer un campamento, pero solo se necesita una mujer para hacer una hoja”.

Samuel Coleridge-Taylor fue un compositor y director de orquesta afroinglés, considerado heredero del Romanticismo inglés de Elgar, uno de sus varios mentores dijo: “El amor de una madre es el velo de luz suave entre el corazón y el padre celestial”.

El actor Leonardo DiCaprio simplemente aseveró: “Mi madre es un milagro andante”.

Para la actriz Meryl Streep, “la maternidad tiene un efecto muy humanizante. Todo se reduce a lo esencial”.

La escritora Agatha Christie redactó: “No hay nada como el amor de una madre hacia sus hijos”.

El primer presidente de los Estados Unidos, George Washington habló así de su progenitora: “Mi madre era la cosa más bella que he visto nunca. Todo lo que soy se lo debo a mi madre. Atribuyo mi éxito a la educación moral intelectual y física que recibí de ella”.

“Los brazos de una madre están hechos de ternura y los niños duermen profundamente en ellos”, escribió Víctor Hugo, el poeta, dramaturgo y novelista romántico francés, considerado como uno de los más importantes en lengua francesa.

El cantante y compositor Stevie Wonder dijo: “Mi madre fue mi mejor maestra, una maestra de la compasión, amor y valentía. Su amor es dulce como una flor, mi madre es esa dulce flor de amor”.

Mi madre –contó el basquetbolista y actor Michael Jordan– es mi raíz, mi fundación. Ella plantó la semilla en la que se basa mi vida; la creencia de que la habilidad para conseguir lo que quieres comienza en tu mente”.

ALao Tse, uno de los filósofos chinos de mayor recordación, se le atribuye una de las más grandes frases: “Madre: la palabra más bella pronunciada por el ser humano”.

Napoleón Bonaparte le escribió en una carta a su progenitora: “Madre… voy a seguirte… ve tú delante que, dándome el ejemplo, lo haré al instante”.

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