Ambos los provoca la órbita ovalada terrestre alrededor del Sol, pero ¿en qué son distintos exactamente?

En el colegio aprendimos que el inicio y el fin de las estaciones vienen marcadas por los solsticio y los equinoccios. También nos explicaron que hay dos solsticios (uno de invierno y otro de verano) y dos equinoccios (uno de primavera y otro de otoño). Lo que a veces no está tan clara es la diferencia entre ambos y por qué se produce uno u otro en determinados momentos del año. Aquí algunas de las respuestas.

Para comenzar, es necesario saber que el hecho de que se produzca un equinoccio -como el de hoy, que marca el inicio del otoño 2020- o un solsticio lo determina la posición de nuestro planeta con respecto al Sol: si desde el centro del astro rey dibujásemos una cruz teniendo dentro de la órbita elíptica de nuestro planeta, estos cuatro puntos señalarían el solsticio de invierno -sobre el 21 de diciembre-, el equinoccio de primavera -sobre el 21 de marzo-, el solsticio de verano -sobre el 21 de junio, a las 17.54 hora peninsular española- y el equinoccio de otoño -que se dará precisamente hoy, 22 de septiembre, a las 15.31 hora peninsular-.

Pero ¿por qué hoy celebramos un equinoccio y no un solsticio? Porque como se puede ver en la anterior imagen, la órbita de la Tierra no es exactamente circular, sino ovalada o elíptica. Por eso, tiene dos ejes, uno mayor y otro menor, de tal manera que dos veces al año la Tierra pasa por los extremos del eje mayor, y otras dos veces por los del eje menor.

El punto de la órbita de la Tierra que coincide con uno de los extremos del eje mayor recibe el nombre de solsticio: uno coincide con el inicio del verano y el otro con el inicio del invierno. El solsticio de verano también es el día que tiene la noche más corta del año, y el de invierno tiene la noche más larga del año.

De la misma forma, los puntos de la órbita en los que la Tierra coincide con los extremos del eje menor se llaman equinoccios. También son dos y coinciden con el inicio de la primavera y el otoño. Los equinoccios son los días del año en los que el día y la noche duran lo mismo.

Desde el equinoccio de primavera hasta el solsticio de verano, la duración de la noche es cada vez menor, y hay cada vez más horas de luz. Así se explica que los días se vayan alargando poco a poco. Pero, de la forma contraria, a partir del solsticio de verano, las horas de luz se van reduciendo, hasta que en el equinoccio de otoño se igualan las horas de luz y de oscuridad, y en el solsticio de invierno se alcanza el máximo de horas de oscuridad.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que las estaciones se invierten en los dos hemisferios y que cuando en uno es invierno, en el otro verano; o que cuando aquí es primavera, en el hemisferio sur es otoño. Por ello, los solsticios y los equinoccios son distintos en el hemisferio norte y en el sur, y lo mismo sucede con los equinoccios.

Textos y fotos: elmundoalinstante.com

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