El pie diabético no es aquel que está ulcerado, sino el que está en riesgo de un componente múltiple que puede presentar infecciones y obstrucción de tejidos profundos de lesión articular o de piel y que tiene un impacto muy fuerte tanto en el sistema de salud como en el bienestar del paciente, sus años de vida saludable y sus días de vida laboral.

Se trata de un problema social, económico y de salud pública nacional e internacional secundario a la diabetes mellitus, que trasciende hasta la psicología del paciente y su familia.

Así lo afirmó la doctora Análida Pinilla Roa, médica internista con Formación, Capacitación y Actualización en Diabetes de la Universidad de Buenos Aires, docente del Departamento de Medicina Interna de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en la charla “Autocuidado del pie en personas con diabetes mellitus”, del programa #SaludUNALContigo, de la Facultad de Medicina.

En el mundo se realizan más de 500.000 amputaciones de pie diabético al año.
En el mundo se realizan 500 mil amputaciones de pie diabético al año. Foto Unal.

Según estadísticas analizadas por la especialista, en el mundo se realizan más de 500.000 amputaciones de pie diabético al año. Por eso la enfermedad se debe abordar a distintos niveles, desde una prevención primaria –que busca evitar lesiones– pasando por una secundaria –cuando el pie ya está lesionado–, y la prevención terciaria, con la cual busca evitar una segunda amputación y rehabilitar; puede requerir tratamiento intrahospitalario, con trabajo interdisciplinario.

“Más que pies son extremidades del paciente con diabetes, por lo que desde la atención hospitalaria se debe hacer una historia clínica individualizada del tobillo hacia abajo, analizando los riesgos que puede tener el pie, y no esperar a que tenga úlcera para preocuparnos”, sostiene la doctora Pinilla.

Responsabilidad de todos

Para la docente de la UNAL, tanto el personal médico como los mismos pacientes deben tener en cuenta recomendaciones y evitar algunas prácticas para prevenir complicaciones y amputaciones posteriores.

El personal asistencial debe revisar constantemente los pies de los pacientes con diabetes: si hay pérdida de la sensibilidad, sensación de hormigueo o cosquilleo y molestia con el roce de algunas telas o texturas. También hacer monitoreo de la glucometría, revisar grietas, fisuras y callos, y recomendar la lubricación permanente.

A los pacientes, por su parte, se les recomienda hacer actividad física, tener un horario adecuado de comida, evitar edulcorantes, incrementar el consumo de frutas y verduras, y abandonar el cigarrillo.

Al tomar un baño deben probar la temperatura (no muy alta) con los codos y no con los pies, y evitar dejarlos en remojo por más de cinco minutos; secarlos bien, sobre todo entre los dedos, no usar tijeras, cortauñas o cortacutículas para los bordes de las uñas, sino limarlas de forma recta, para evitar la “uña encarnada”.

Es importante que el paciente con diabetes evite a toda costa caminar descalzo, usar removedores para los callos, ligas o medias con resortes apretados; también debe evitar el uso de esparadrapos en los pies, revisar siempre la suela de los zapatos antes de usarlos buscando objetos extraños, utilizar medias todos los días, y evitar cruzar las piernas, ya que pueden causar presión sobre vasos y nervios.

Tomado de Agencia de noticias Unal.

También puede leer:

Please follow and like us:
Wordpress Social Share Plugin powered by Ultimatelysocial