Cuentan con múltiples utilidades que condicionan el día a día de los ciudadanos

El cuerpo humano cuenta con múltiples curiosidades. Las diferentes partes que lo conforman cuentan con unas características únicas que convierten cada rincón del cuerpo en todo un mundo con una función determinada.

Además, aunque la ciencia haya avanzado a pasos agigantados en los últimos años todavía existen grandes incógnitas que los investigadores tratan de averiguar. En los últimos años gracias los múltiples avances científicos se han podido demostrar algunas de las grandes dudas que ya se planteaban en civilizaciones antiguas.

Si observamos las palmas de nuestras manos hay algo que destaca por encima del resto. Cada dedo cuenta con unas líneas, diferentes en cada falange, que nos diferencian entre humanos de una forma muy considerable.

Las llamadas huellas dactilares han desconcertado a los investigadores desde hace siglos. En la actualidad existen dos teorías principales acerca de esta característica de los humanos: la primera aboga por que estas mejoran el agarre mientras que la segunda expone que las huellas ayudan la percepción táctil en la vida humana.

La primera se basa en una investigación llevada a cabo por Roland Ennos, profesor de biología en la Universidad de Hull en Reino Unido. Según el experto, las huellas dactilares nos ayudan a agarrar objetos en situaciones humedad, algo que explicaría porque se nos arrugan los dedos en el agua. Esto, además, evitaría que se nos rebelen los objetos cuando estamos mojados y tendría un origen en los primeros humanos que debían cazar animales en el agua.

La segunda teoría hace especial referencia a la ayuda del tacto. Los dedos humanos cuentan con cuatro tipos de mecanoreceptores o células que responden con estimulación, es decir, con el tacto. Esta viene fundamentada por Georges Debrégas, biólogo de la Universidad de la Soborna de París, que expone directamente a que estos receptores son sensibles a las pequeñas vibraciones. Así, los humanos se benefician de que esto contribuya a que las yemas de los dedos sean muy sensibles.

Aun así, esta segunda teoría también considera que las huellas dactilares puedan servir tanto para el tacto como para el agarre, en consonancia con la primera. Esto se debe a que podemos manipular objetos perfectamente gracias al tacto, algo que incluso ayuda a saber la fuerza con la que vamos a coger cualquier cosa.

Según Debrégas, además, el tacto y el agarre pueden haber evolucionado de forma conjunta por lo que todavía no se cierra la puerta del todo a ambas teorías. Incluso, este investigador argumenta que las huellas también podrían tener otra función en el cuerpo humano. Este estaría relacionado con la prevención de las ampollas en caso de que quemarnos debido a que las huellas llegan a reforzar esa parte del cuerpo cuando se estira.

Llegados a este punto y con las múltiples teorías existentes la ciencia todavía no ha conseguido encontrar una teoría consensuada. Aun así, parece que ambas podrían complementarse teniendo su parte de razón. Esto se debería a que el cuerpo humano lleva evolucionando siglos, algo que no parece que se vaya a detener en la actualidad.

Por último, cabe destacar que aunque no exista una teoría certera las huellas dactilares cuentan con múltiples aplicaciones en el día a día. Desde resolver crímenes a diferenciarnos entre nosotros esta curiosidad humana ha conseguido ser parte fundamental en distintos ámbitos que consiguen, incluso, ser algo obligatorio para obtener un documento.

Textos y fotos: elmundoalinstante.com

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