Por Claudio Ochoa

Otras víctimas por el virus chino y el paro son los niños y jóvenes del país. No tienen la vocería que se merecen. Pareciera casi poca la atención que les estamos dando en su adecuada preparación para la vida. La distorsión crece con proyecciones deplorables para nuestra sociedad y nuestro desarrollo.

Algunos padres hacen lo que pueden para tratar de formarlos en sus estudios y valores familiares, en medio de la falta de recursos y en el rebusque, que se imponen. Otros los descuidan, los deben dejar solos en casa, o los han retirado de sus colegios, o han dejando su formación en manos de la virtualidad, sin controles.

En estos días hemos presenciado un caso alarmante, felizmente concluido. Ocurrió en el Colegio Institución Educativa La Merced de Cali, cuando el padre de familia Fredy González solicitó a un profesor que no aprovechara la clase de arte y cultura para adoctrinar. Los estaba induciendo en sus bondades del paro nacional que comenzó el pasado 28 de abril. El colegio dio la oportunidad a que las partes expusieran sus argumentos, y tras reunión entre el profesor, el padre de familia y un delegado de la Secretaría de Educación llegaron a un acuerdo: nada de proselitismo político ni adoctrinamientos en las aulas. Algo que prohíben las normas.

El padre de familia en mención contó en este caso con la asesoría de entidades como la Coalición de Padres Unidos por la Educación-COPAE, que se dedica a buscar y ofrecer garantías educativas para sus hijos, https://m.facebook.com/COPAE-103534578629260/ y la Organización Libertaria Colombiana, organizacionlibertariacolombiana.org, quien se presenta como “Organización que promueve los derechos individuales (vida, libertad y propiedad privada), un Estado menos intrusivo en la vida y el bolsillo de las personas luchando de manera frontal en contra de la izquierda en Colombia”

Este caso brilla en medio de la ausencia de medidas efectivas, contra el indebido aprovechamiento de la pandemia y del desorden nacional creado en medio de ella, que está incidiendo gravemente en la educación de nuestros niños y jóvenes.

Primero, fue la educación virtual que con justificación tuvo que decretarse para evitar el contagio en la prestación del servicio público de educación preescolar, básica y media, y ciclo de adultos. Actualmente las autoridades hacen grandes esfuerzos para retornar a la educación presencial, en medio de la oposición de FECODE, quien se ampara en el riesgo que puede existir de contagio, algo que no les preocupa a la hora de los paros, marchas y “primeras líneas” en donde sí han felicitado y facilitado la participación de los educandos.

No la ha tenido fácil el sistema educativo estatal, con recursos limitados para establecer una verdadera bioseguridad, ni apoyado a una gran mayoría de hogares colombianos en el acceso a la tecnología (¡qué decir de los empobrecidos hogares campesinos!!!), además de graves deficiencias en las infraestructuras de los establecimientos educativos.

Por ahora no es posible establecer el daño causado a los educandos gracias a la educación virtual, en su psiquis, en deficientes aprendizajes. Siete de cada diez estudiantes están aprendiendo poco por la falta de acompañamiento en el aprendizaje, según encuesta adelantada por Save the Children. A esto sumemos el adoctrinamiento que está siendo facilitado especialmente en la cátedra estatal y privada. Casos como el de La Merced de Cali hay por muchos lados y seguramente siguen muy campantes, casi siempre fomentando el odio contra los frutos del trabajo honrado y la destrucción como única manera de hacerse sentir, en medio de la protesta. Sus tentáculos están llegando incluso a las plataformas que ha establecido el sector educativo estatal, haciendo desde allí su tarea doctrinaria.

En cuanto a las redes y también en colegios, están promoviendo entre los jovencitos un video llamativo con sus dibujos animados, “Paro nacional para niños”, que entre explicaciones y lecciones los motiva a familiarizarse con los paros, y justificarlos. Su alcance comparable al de la pornografía infantil, y debiera por tanto ser igualmente castigado en redes sociales y aulas. El Colegio República Dominicana de Bogotá hace poco llevó a cabo un Facebook live bajo la consigna “agenda alternancia, crisis social y económica, paro nacional” con participación, entre otros, de dirigentes de la cut, de fecode y de la ade (estos últimos, sindicalistas que actúan como profesores en Bogotá).

LA “PRIMERA LÍNEA”

Foto RCN Radio.

Pasando de la ideologización teórica a la práctica sobre su revolución, este grupo que mezcla a sindicalistas, profesores, políticos, simpatizantes cercanos a la subversión han impuesto en esta pandemia la “´primera línea”. De esta dice Wikipedia es “una primera línea o línea de frente, en terminología militar es la posición o posiciones más cercanas al área de conflicto del personal y el equipo de una fuerza armada” con promotores como un novelista de sangre y violencia convertido en senador por cosas de la democracia, en donde estos mismos niños y jovencitos son allí protagonistas, mezclados con vagos, desadaptados, ladrones y consumidores de drogas. Ante la opinión pública han impuesto la falsa identidad: que son estudiantes en uso del derecho a la protesta.

Cuando menos en dos ciudades, Bucaramanga y Medellín, han realizado actividades de capacitación entre niños y jovencitos sobre esta “línea”, como lo muestran videos ampliamente difundidos.

Estudiosos de asuntos sociales y políticos aseguran que estas estrategias son parte del foro de Sao Paulo, del cual hace parte el ex presidente del 8000, Samper, impulsando en países como Colombia la desestabilización y el totalitarismo. En cuanto avanzan los preparativos electorales, crece y crecerá el acoso ideológico sobre niños y jóvenes universitarios. El objetivo es asegurar el voto de estos últimos y comenzar a ganar la fidelidad de los primeros, para que sirvan a la revolución en pocos años. Ya el presidente de fecode, de apellido Alarcón, se ha auto proclamado candidato al Congreso.

Como van las cosas, la aspiración es terminar copiando el modelo educativo entre niños y jóvenes, que siguen en países como Norcorea, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Mientras tanto nuestro Estado parece ajeno al problema. Cuando menos debía erradicar seriamente estos excesos que están ocurriendo e imponer con toda fuerza la educación cívica, enseñanza de nuestras instituciones y urbanidad. De parte de los padres, fomentar más y más asociaciones de padres de familia, con principios democráticos, constituirse en veedurías tipo la Coalición de Padres Unidos por la Educación-COPAE  que, como estamos viendo, sirvió a frenar el adoctrinamiento en la Institución Educativa La Merced de Cali.

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